La hibernación en osos y otros mamíferos, provoca la acumulación de peso excesivo, cantidades que no serían saludables para los humanos.Sin embargo, cuando estos animales se despiertan, están en muy buenas condiciones físicas.
Los científicos de la Universidad de Utah, aseguran haber hallado nuevas pistas genéticas sobre este fenómeno, que podrían conducir a un mejor tratamiento de la obesidad.
Los animales que hibernan han desarrollado una gran capacidad para controlar su metabolismo. Las alteraciones en el metabolismo, están relacionadas con el riesgo de muchas enfermedades, como la obesidad, la diabetes tipo 2, el cáncer, etc.
Conocer las áreas del genoma que están vinculadas a la hibernación nos ayudará a aprender a controlar los riesgos de dichas enfermedades.
El equipo de Gregg y Elliot Ferris ya han examinado los genomas de mamíferos en busca de elementos reguladores que pudieran llegar a explicar por qué ciertos animales son resistentes a ciertas enfermedades (como la resistencia de los elefantes al cáncer o la resistencia de los delfines a los coágulos sanguíneos).
Gregg y Elliot Ferris han tratado de determinar si las especies en hibernación podrían ayudar a detectar partes del genoma que controlan la obesidad.
Los investigadores se centraron en cuatro mamíferos hibernantes y compararon sus genomas. Después de comparar sus genomas, los investigadores concluyeron que estos mamíferos habían desarrollado fragmentos de ADN cortos, no codificantes. Descubrieron que dicho ADN está ubicado cerca de genes vinculados a la obesidad.
Para confirmar dicho vínculo, examinaron los genes involucrados en un trastorno genético humano que desencadena el apetito insaciable y conduce a la obesidad. Descubrieron que dichos genes tienen más regiones aceleradas de hibernación.
Gregg y Ferris creen que los animales hibernadores han desarrollado formas de desactivar elementos genéticos que controlan la actividad de los genes de la obesidad en comparación con los mamíferos que no hibernan.
Fuente: El País
Los científicos de la Universidad de Utah, aseguran haber hallado nuevas pistas genéticas sobre este fenómeno, que podrían conducir a un mejor tratamiento de la obesidad.
Los animales que hibernan han desarrollado una gran capacidad para controlar su metabolismo. Las alteraciones en el metabolismo, están relacionadas con el riesgo de muchas enfermedades, como la obesidad, la diabetes tipo 2, el cáncer, etc.
Conocer las áreas del genoma que están vinculadas a la hibernación nos ayudará a aprender a controlar los riesgos de dichas enfermedades.
El equipo de Gregg y Elliot Ferris ya han examinado los genomas de mamíferos en busca de elementos reguladores que pudieran llegar a explicar por qué ciertos animales son resistentes a ciertas enfermedades (como la resistencia de los elefantes al cáncer o la resistencia de los delfines a los coágulos sanguíneos).
Gregg y Elliot Ferris han tratado de determinar si las especies en hibernación podrían ayudar a detectar partes del genoma que controlan la obesidad.
Los investigadores se centraron en cuatro mamíferos hibernantes y compararon sus genomas. Después de comparar sus genomas, los investigadores concluyeron que estos mamíferos habían desarrollado fragmentos de ADN cortos, no codificantes. Descubrieron que dicho ADN está ubicado cerca de genes vinculados a la obesidad.
Para confirmar dicho vínculo, examinaron los genes involucrados en un trastorno genético humano que desencadena el apetito insaciable y conduce a la obesidad. Descubrieron que dichos genes tienen más regiones aceleradas de hibernación.
Gregg y Ferris creen que los animales hibernadores han desarrollado formas de desactivar elementos genéticos que controlan la actividad de los genes de la obesidad en comparación con los mamíferos que no hibernan.
Fuente: El País
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