
"Una mala higiene bucal puede derivar en problemas como las caries o la periodontitis [una infección en las encías], pero también en dolencias mucho más graves como el infarto de miocardio, la disfunción eréctil e incluso la demencia", afirma Bruno Baracco, portavoz del Colegio de Odontólogos de Madrid y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos.
Los métodos más comunes que tenemos para defender nuestra boca de estos problemas son el hilo dental, el colutorio, los cepillos interdentales, los limpiadores de lengua y el gran rey en este mundo, el cepillo de dientes el cual la mayoría de las personas saben poco de él desde que los egipcios lo inventaron.

Algunos de estos microorganismos indeseables es el Escherichia coli, que es una bacteria que normalmente se suele encontrar en el tracto intestinal animal pero no suelen causar ningún daño o una simple y leve diarrea. Aunque hay algunas cepas que son especialmente dañinas que pueden causar cólicos abdominales intensos, diarrea con sangre y vómitos.
Lo mejor para que ningún microorganismo indeseable se cuele en nuestro cepillo es ponerle tapa y bajar la tapa del váter antes de tirar de la cadena ya que cada vez que no hacemos esto se produce una explosión de bacterias fecales que terminan directamente en nuestro cepillo de dientes sin que nos demos cuenta. Otro punto importante a tener en cuenta es que nunca se debe compartir el cepillo de dientes ya que no solo nos estamos llevando a la boca nuestras bacterias sino que también las de la otra persona.
Después de todo esto, cabe esperar que nuestro cepillo de dientes pueda acabar con nosotros pero este nos proporciona más ventajas que inconvenientes y el mejor aliado contra las bacteria malignas bucales y otros microorganismos que puedan afectar a la salud de nuestra boca.
Fuentes: El País, Mayo Clinic.
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