Las células eucariotas y su descubrimiento de cómo se originaron sigue siendo en la actualidad uno de los temas evolutivos más interesantes ya que, a día de hoy se sigue investigando sobre ello. Gracias a la eucariogénesis, un proceso evolutivo en el que los procariotas se transformaron en eucariotas, dio lugar a los distintos y complejos reinos que hoy conocemos; divididos en animales, plantas, hongos y protistas.
Tras varias postulados sobre las distintas posibilidades de conocer cómo se originó estos acontecimientos, como por ejemplo la llamada hipótesis del hidrógeno, tales sucesos siguen sin saberse con claridad.
Algunos datos recogidos actualmente sugieren que los eucariotas podrían haber surgido de un linaje de arqueas conocido como arqueas de Asgard. Este linaje descubierto recientemente podría se el ancestro común de los organismos eucariotas más complejos. El equipo dirigido por el doctor Hiroyuki Imachi de la Agencia de Japón para la Ciencia y Tecnología de la Tierra Marina, cuyas siglas en inglés son JAMSTEC, llevan tiempo detrás de esta `pista y tras 10 años de estudio han conseguido cultivar en el laboratorio una colonia de este tipo de arqueas.
El proyecto titulado Isolation of an archaeon at the prokaryote-eukaryote interface publicó los resultados de este proyecto en la revista Nature. Para obtener dichos resultados, los científicos recolectaron lodo de las profundidades un área denominada Omine Ridge, situada en la costa de Japón, y se incubaron dichas muestras en un biorreactor que se alimentó por gas metano. Después de 200 día incubando las muestras consiguieron aislar una mezcla diversa de microorganismos que se enriquecieron aun más durante varios años para hacer proliferar el cultivo de arqueas Asgard, para finalmente conseguir aislar una a una arquea concreta. Llamaron a este microorganismo Prometheoarchaeum syntrophicum, en honor al titán griego Prometeo.
Este microorganismo crece extremadamente lenta ya que duplica su número cada 14 y 25 días. Pero tras varios análisis sobre su ADN, los científicos han comprobado que su genoma contiene una alta proporción de genes similares al de las células eucariotas. Este tipo de células son sintróficas, es decir, dependen de los productos que generan otros microorganismos microbianos; pero lo que hace especial a estas arqueas es que en su superficie cuentan con unas largas protuberancias, a menudo ramificadas, de los cuales los autores especulan que podrían valerse para capturar las bacterias de las que se obtienen los sustratos que necesitan para sobrevivir.
Por lo que esto habría supuesto una simbiosis mucho más íntima entre ambos organismos, los que habría supuesto un importante salto para las arqueas a la hora de obtener su alimento, ya que los científicos sospechan que previamente lo obtenían directamente del medio. El equipo de Imachi sugiere que posteriormente que estas bacterias pasaron a vivir en el interior de la propia arquea, deviniendo tarde o temprano en las actuales mitocondrias. Siendo esta una hipótesis probable para explicar uno de los pasos más importantes y cruciales de la evolución de la vida en la Tierra.
Fuentes: National Geographic, Vídeo
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