Es el caso de una hembra de dragón de Komodo llamada Charlie, residente desde hace tiempo en el zoológico de Chattanooga, en Tennessee (Estados Unidos), que fue capaz de reproducirse gracias a un mecanismo asexual, llamado partenogénesis, una técnica basada en el desarrollo de células femeninas no fecundadas.
Los dragones de Komodo son catalogados como los lagartos más grandes del mundo, conocidos también con el nombre de Varanus komodoensis. Son criaturas carnívoras, que pueden llegar a medir hasta tres metros de longitud y aunque son de sangre fría, son capaces de acelerar su metabolismo a niveles semejantes a los de los mamíferos, cosa que les proporciona gran velocidad y resistencia.
Suelen encontrarse en la isla Komodo, en Indonesia y están catalogados como vulnerables, ya que se encuentran en peligro de extinción como bien afirmaba la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza(UICN) situándolos en la Lista Roja de animales amenazados. Esta situación preocupa bastante a los conservacionistas, que se están esforzando en asegurar el futuro de dicha especie.
En un zoológico de Tennessee habitaba Charlie una hembra de dicha especie, a la que le buscaron sus cuidadores un macho para que pudiera reproducirse. Cuando vieron que ella no le hacia nada de caso, pensaron que habían fracasado, pero no había sido así. En septiembre Charlie puso tres huevos, sorprendiendo a todos sus cuidadores.
Con el objetivo de poder averiguar cómo había sido posible tal suceso sin ningún tipo de contacto con el macho de dragón de Komodo, tomaron muestras del ADN de las crias. Dejando ver, como ya intuían, que no había rastro del material genético del macho.
Esto había sido posible gracias a que Charlie se había reproducido mediante la partenogénesis, una técnica que consiste en el desarrollo de células femeninas no fecundadas. Lo que sucede es que el óvulo se segmenta sin fecundar, por motivos ambientales, como son la llegada de ciertas estaciones del año, en la que el nuevo individuo se prepara para poder desarrollarse de la mejor manera posible.
En esta técnica, el cromosoma que aporta la hembra se duplica para dar lugar a un zigoto completo, ya que no hay aporte del cromosoma masculino. De modo que solo se obtendrán embriones con las combinaciones ZZ y WW, pudiéndose obtener por ello solo crias de género masculino.
Este tipo de reproducción en los reptiles es común en geckos y varanos, una familia que engloban grandes lagartos. Pero también esta técnica se da con frecuencia en platelmintos, rotíferos, tardígrados, crustáceos, insectos y anfibios.
Que se haya descubierto que esta especie también se puede reproducir mediante la partenogénesis, es una muy buena noticia porque facilita las cosas a la especie, con el inconveniente de que este tipo de reproducción solo podrá dar lugar a crias de género masculino.
FUENTE:La Vanguardia
Los dragones de Komodo son catalogados como los lagartos más grandes del mundo, conocidos también con el nombre de Varanus komodoensis. Son criaturas carnívoras, que pueden llegar a medir hasta tres metros de longitud y aunque son de sangre fría, son capaces de acelerar su metabolismo a niveles semejantes a los de los mamíferos, cosa que les proporciona gran velocidad y resistencia.
Suelen encontrarse en la isla Komodo, en Indonesia y están catalogados como vulnerables, ya que se encuentran en peligro de extinción como bien afirmaba la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza(UICN) situándolos en la Lista Roja de animales amenazados. Esta situación preocupa bastante a los conservacionistas, que se están esforzando en asegurar el futuro de dicha especie.
En un zoológico de Tennessee habitaba Charlie una hembra de dicha especie, a la que le buscaron sus cuidadores un macho para que pudiera reproducirse. Cuando vieron que ella no le hacia nada de caso, pensaron que habían fracasado, pero no había sido así. En septiembre Charlie puso tres huevos, sorprendiendo a todos sus cuidadores.
Esto había sido posible gracias a que Charlie se había reproducido mediante la partenogénesis, una técnica que consiste en el desarrollo de células femeninas no fecundadas. Lo que sucede es que el óvulo se segmenta sin fecundar, por motivos ambientales, como son la llegada de ciertas estaciones del año, en la que el nuevo individuo se prepara para poder desarrollarse de la mejor manera posible.
En esta técnica, el cromosoma que aporta la hembra se duplica para dar lugar a un zigoto completo, ya que no hay aporte del cromosoma masculino. De modo que solo se obtendrán embriones con las combinaciones ZZ y WW, pudiéndose obtener por ello solo crias de género masculino.
Este tipo de reproducción en los reptiles es común en geckos y varanos, una familia que engloban grandes lagartos. Pero también esta técnica se da con frecuencia en platelmintos, rotíferos, tardígrados, crustáceos, insectos y anfibios.
Que se haya descubierto que esta especie también se puede reproducir mediante la partenogénesis, es una muy buena noticia porque facilita las cosas a la especie, con el inconveniente de que este tipo de reproducción solo podrá dar lugar a crias de género masculino.
FUENTE:La Vanguardia
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