EL ESTREPTOCOCO Y SU LUCHA CONTRA EL SISTEMA INMUNITARIO HUMANO

Un equipo de científicos de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) ha descubierto que el estreptococo del grupo A -abreviado GAS- consigue camuflarse en nuestro sistema mediante la producción de una proteína cuyo potencial era desconocido hasta ahora. El estudio ha sido publicado en la revista Cell Reports, y ha supuesto importantes avances en la investigación de las enfermedades producidad por esta bacteria.

El GAS es una bacteria la cual actúa de agente patógeno exclusivo de humanos. Es la responsable de muchas enfermedades, desde las menos leves hasta algunas que pueden resultar mortales. Algunos ejemplos son la faringitis estreptocócica, escarlatina, impétigo, o síndrome de shock tóxico. Para poder hacerse una idea, este patógeno bacteriano provoca alrededor de 700 millones de infecciones anuales a nivel mundial, acabando cerca de medio millón de estas en la muerte del paciente.

En esta investigación, los científicos han descubierto que el GAS produce una proteína, denominada proteína S, la cual sólo se conoce en el género Streptococcus. Esta proteína forma parte de los denominados “factores de virulencia”, un conjunto de moléculas que influyen de diferentes maneras en las células hospedantes para facilitar la proliferación y supervivencia del agente patógeno durante la infección. El problema, es que gran parte de las funciones y forma de actuación de esos factores es desconocida.

A pesar de que actualmente la investigación sobre bacterias como esta está siendo muy intensa y de que hay muchos científicos tratando de dar una cura a las enfermedades que produce el GAS, la creación de una vacuna aún resulta difícil, y la penicilina, aunque sigue siendo el antibiótico de referencia, cada vez hace menos efecto debido a la resistencia que están desarrollando las bacterias. El descubrir nuevos detalles de la forma de actuación de las bacterias nos permite desarrollar nuevos métodos que nos facilitarán la creación de tratamientos para la cura a multitud de enfermedades, incluido el desarrollo de vacunas.

La proteína S permite al GAS unirse a la membrana de los glóbulos rojos de nuestro torrente sanguíneo, y de esta forma quedan camuflados y evitan la detección del sistema inmunitario.

Para llevar a cabo el estudio, el equipo ha empleado una técnica de nanotecnología investigación muy avanzada, denominada virulómica biomimética. En el proceso que llevaron a cabo, compararon dos cepas de la bacteria: una original, que contenía la proteína S; y otra mutante, que no la tenía.

Los resultados fueron concisos, la cepa que no contenía la proteína S tuvo muchas más dificultades para crecer y para unirse a los eritrocitos: fue capturada y eliminada de forma más fácil y rápida por las células del sistema inmunitario. Al igual, se ha encontrado que su presencia altera de manera considerable a la cantidad de proteínas bacterianas total, la cual disminuía cuando no estaba la S. Por último, se ha demostrado que la mortalidad producida por la bacteria disminuía de un 90% a un 40% en la bacteria mutante, al igual que la presencia de la proteína S provoca una mayor disminución del peso corporal.

A raíz de estos hallazgos los investigadores han concluido que el papel de la proteína S es el de camuflar a la bacteria en nuestro sistema. Estudios posteriores reiteraron los resultados del primero, y se vio que la memoria inmunitaria era activada cuando actuaba la cepa mutante.

Tras haber llegado a la conclusión de que una inactivación, de la proteína S vuelve vulnerable al GAS frente a nuestro sistema, ahora el equipo se centra en la investigación del mecanismo de unión de la proteína a la membrana de los glóbulos rojos, lo que ayudará al desarrollo de los tratamientos.

Fuentes: El Médico Interactivo, Infosalus

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