Si se quiere mejorar el sistema inmunológico, reducir los niveles de inflamación del cuerpo, retrasar la aparición de enfermedades relacionadas con la edad y, en definitiva, vivir más tiempo, hay que ingerir menos cantidad de comida. Esta es la principal conclusión de una investigación realizada hace poco tiempo, cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Cell. La investigación fue realizada en ratas y demuestra que una dieta con restricción calórica previene los efectos negativos del envejecimiento en las células.
“Este estudio muestra que el envejecimiento es un proceso reversible", explica Izpisúa . “Hemos mostrado que determinados cambios metabólicos que llevan a una aceleración del envejecimiento se pueden reprogramar de una manera relativamente sencilla, reduciendo nuestra ingesta calórica, con la finalidad no ya de extender nuestras vidas, sino, mucho más importante, de que nuestra vejez sea más saludable”, resalta este farmacólogo y biólogo molecular que trabaja en el Instituto Salk (EE UU).
En este nuevo estudio se analizan células individuales de la mayor parte de los órganos y tejidos de una rata en distintos momentos de su vida y con varios regímenes de ingesta calórica, comparando los datos obtenidos.
Los resultados aportan un catálogo completo de todos los cambios que suceden con la edad y la dieta tanto dentro de cada célula como en la comunicación entre estas. Los investigadores han detectado que los genes y los procesos moleculares más afectados con la edad tienen que ver con el sistema inmune (que se desregula en las ratas que comen a voluntad), la inflamación y el metabolismo. La cantidad de células inmunes en casi todos los tejidos aumentó con la edad, pero no lo hizo en las ratas con calorías reducidas, que tenían unos niveles equiparables a los de ratas más jóvenes, de unos cinco meses. Las ratas en restricción calórica no mostraban más de la mitad de todos los marcadores de envejecimiento identificados en sus compañeras con una dieta normal.
Este jueves se publica el estudio más detallado que se ha realizado nunca para aclarar qué le sucede a un organismo cuando se somete a esta restricción calórica en su alimentación. Sus resultados apuntan muchas claves de qué genes y moléculas son culpables del envejecimiento para tratar conseguir algo que a día de hoy parece casi imposible: frenar el envejecimiento.
El envejecimiento es el factor de riesgo más alto para muchas enfermedades humanas, como el cáncer, la demencia, la diabetes o el síndrome metabólico. Los efectos positivos de la restricción calórica se conocen ya desde hace tiempo, están conservados a lo largo de la evolución y sus efectos sobre la longevidad se han demostrado en muchos animales de experimentación incluidos los primates, explica el español Juan Carlos Izpisúa Belmonte, uno de los autores principales del trabajo.
Los resultados aportan un catálogo completo de todos los cambios que suceden con la edad y la dieta tanto dentro de cada célula como en la comunicación entre estas. Los investigadores han detectado que los genes y los procesos moleculares más afectados con la edad tienen que ver con el sistema inmune (que se desregula en las ratas que comen a voluntad), la inflamación y el metabolismo. La cantidad de células inmunes en casi todos los tejidos aumentó con la edad, pero no lo hizo en las ratas con calorías reducidas, que tenían unos niveles equiparables a los de ratas más jóvenes, de unos cinco meses. Las ratas en restricción calórica no mostraban más de la mitad de todos los marcadores de envejecimiento identificados en sus compañeras con una dieta normal.
En resumen se analizaron células individuales de la mayor parte de los órganos y tejidos de la rata en distintos momentos de su vida y con varios regímenes de ingesta calórica, y se constató que intervenciones metabólicas como la restricción de calorías reprograman diversos parámetros celulares y moleculares que desembocan en un rejuvenecimiento funcional.
Fuentes: El País, 20 minutos
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