Casi nunca nos damos cuenta de la gran inteligencia, coordinación y de lo trabajadores que son algunos insectos como por ejemplo, las hormigas o las abejas. Durante años se ha pensado que solo tienen este nivel de inteligencia animales como elefantes y delfines, que se ven en el espejo.
Pues bien, centrándonos en las abejas, se han realizado varios experimentos con abejas para averiguar cuáles son los límites de su gran inteligencia.
Lars Chittka, especialista en el comportamiento de estos insectos, llevó a cabo un estudio en el que pusieron a más de cuarenta abejorros ante un reto que solo han superado algunos de los animales más inteligentes del planeta, como simios y delfines. Adiestraron a un grupo de abejorros para que diferenciaran a oscuras unas pequeñas formas: unas esferas y unos cubos, que contienen en su interior un premio dulce y un disgusto amargo, respectivamente, al que acceden por un agujero en su parte superior. Luego, los dejaban buscar ese mismo premio dulce en una habitación iluminada, pero esta vez no podían tocar ni posarse libremente sobre estas formas esféricas y cúbicas; solo podían verlas a través de un cristal. Y acertaban a la hora de dar con su objetivo. Es decir, que en su cerebro cruzaron la información sobre las hechuras redondeadas del objeto que notaron en sus patas y la unieron a la información visual sobre su aspecto de bola. Y eligieron con acierto. Los abejorros realizaron con éxito el mismo experimento, pero al revés: primero ver sin tocar y después tocar a oscuras. Un logro cognitivo hasta ahora impensable para insectos.
Según Chittka, catedrático de la Universidad Queen Mary de Londres: “Las abejas contienen circuitos neuronales altamente complejos. Nuestro trabajo muestra que fenómenos similares a la consciencia podrían ser posibles con cerebros relativamente pequeños y, por lo tanto, podrían no haber surgido tarde en la evolución, pero podrían haber existido en los antepasados de los insectos de hoy desde el Cámbrico, hace 500 millones de años”.
Chittka explica que hace tiempo que se sabía que las abejas pueden reconocer imágenes (incluso las complejas como los rostros humanos) y que pueden sentir y reconocer estructuras. Mientras se descubre el mecanismo cerebral que les permite esa sofisticación mental, este descubrimiento es una nueva medalla que añadir al palmarés intelectual de la familia de las abejas.
Más recientemente se ha sabido que las abejas reciben estos mensajes tanto visualmente como escuchando la vibración, lo que permite que se comuniquen en la oscuridad de la noche o en la colmena. De nuevo, estaríamos asistiendo a una nueva combinación de dos sentidos que se pueden alternar en la misma función. Por esa misma razón los abejorros serían capaces de pasar la prueba de las bolitas en la oscuridad, porque son animales que trabajan a cualquier hora y necesitan valerse también cuando no cuentan con luz.
En un experimento publicado por Chittka en Science en 2017 se enseñó a unos abejorros a trasladar una bolita negra hasta un punto determinado para obtener una dulce recompensa. Los abejorros que observaban la escena no solo aprendieron el truco para ganarse el premio: aprendieron de las debilidades que detectaron en sus compañeros. Acercaban bolitas que estaban más cerca del objetivo, en lugar de las lejanas que usaban los entrenados, y lo hacían sin problemas incluso si eran amarillas y no negras, mostrando una extraordinaria flexibilidad mental. En 2016, Chittka y su equipo observaron cómo los abejorros eran capaces de usar una cuerda, tirando de ella, para acceder a una flor escondida tras un cristal. En 2018, las abejas demostraron su capacidad para contar y entender el concepto de cero. Las abejas parecen tener al menos algunas de las principales características de la consciencia: representación del tiempo y el espacio.
Chittka explica que hace tiempo que se sabía que las abejas pueden reconocer imágenes (incluso las complejas como los rostros humanos) y que pueden sentir y reconocer estructuras. Mientras se descubre el mecanismo cerebral que les permite esa sofisticación mental, este descubrimiento es una nueva medalla que añadir al palmarés intelectual de la familia de las abejas.
Más recientemente se ha sabido que las abejas reciben estos mensajes tanto visualmente como escuchando la vibración, lo que permite que se comuniquen en la oscuridad de la noche o en la colmena. De nuevo, estaríamos asistiendo a una nueva combinación de dos sentidos que se pueden alternar en la misma función. Por esa misma razón los abejorros serían capaces de pasar la prueba de las bolitas en la oscuridad, porque son animales que trabajan a cualquier hora y necesitan valerse también cuando no cuentan con luz.
"La cognición es la transformación mental de la información sensorial en conocimiento del entorno, y la aplicación flexible del mismo", explica De Waal, un etólogo.
Fuente: El País
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