Ya se conocía la labor de los océanos en la absorción de CO2 de la atmósfera desde hace varios años. Sin embargo, nuevos estudios explican que los distintos océanos recogen cada año bastante más cantidad de la mencionada en pasados estudios. En concreto, 0,9 gigatoneladas más de las que se creía. Este error se debía a que los datos se estaban tomando a una mayor profundidad y no en la superficie, donde se desarrolla este fenómeno, beneficioso para frenar el cambio climático.
Los océanos tienen la capacidad de capturar y posteriormente almacenar el CO2 que proviene de la atmósfera. Además, lo hacen en distintas formas: como carbono inorgánico disuelto (bicarbonato y carbonato), como resultado de la acción del CO2 con el agua; y como carbono orgánico (biomasa), proveniente de la fotosíntesis de microalgas; entre otras.
Hasta ahora los estudios realizados se venían haciendo en una cierta profundidad, obteniendo así datos que no eran del todo correctos debido a que la temperatura en esos lugares es menos elevada y se recogía con menos precisión la cantidad de carbono absorbida. Así, para el último estudio realizado se utilizaron datos de la ESA (Agencia Espacial Europea), la NASA, y la NOAA (Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos).
El investigador de la Universidad de Exeter, Andrew Watson explicó que estas equivocaciones al ignorar la diferencia de temperatura, tenían un impacto bastante significativo en cómo el carbono era atrapado por los océanos en relación con la salinidad, estabilidad, solubilidad etc. El nuevo modelo de investigación permitió revelar que la cantidad de carbono absorbida era considerablemente mayor de la esperada.
Para este nuevo estudio, publicado hace poco en la revista Nature Communications, se recopilaron datos desde 1957 hasta 2020, analizando en total más de 28 millones de observaciones de los océanos entre estos años. Posteriormente, estos datos fueron corregidos teniendo en cuenta las ligeras diferencias de temperatura entre la superficie y las aguas un poco más profundas, para lo que utilizaron a las distintas agencias de satélites (NASA, ESA y NOOA).
Tras cambiar y corregir estos datos, llegaron a la conclusión de que el flujo neto de carbono hacia los océanos está subestimado hasta en 0,9 gigatoneladas anuales. Esta es una cantidad bastante significativa que puede llegar a duplicar los valores que aún no han sido corregidos.
Estos nuevos descubrimientos podrían traer efectos beneficiosos en términos de la reducción del calentamiento atmosférico debido al cambio climático, en tanto que se elimina más CO2 del aire. Por otro lado, los océanos se verían más afectados por el carbono absorbido. Los científicos participantes en la investigación concluyeron que no se puede subestimar la importancia y la capacidad que tienen los océanos en la regulación del clima.
Fuentes: National Geographic, América Digital
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