CÓMO AFECTA AL CEREBRO EL EXCESO DE GRASAS Y CARBOHIDRATOS

Como bien sabemos, no es bueno tomar excesivamente grasas y carbohidratos, así como también hay que tener cuidado con abuso de todo lo que tomamos, ya que todo en exceso no trae buenas consecuencias; pero, ¿Sabemos realmente como y qué parte de nuestro organismo se ve afectada en el caso de practicar dietas altas en grasas y carbohidratos? Bien pues, numerosas investigaciones llevan a la conclusión de que practicar este tipo de dietas en altas proporciones de grasas y de carbohidratos afectan negativamente a nuestro cerebro. Una nueva investigación demuestra que a los tres días de seguir este tipo de alimentación, incluso antes de notar un aumento de peso, ya se produce inflamación en el hipocampo.    

Un término para describir lo poco saludable que comen muchos estadounidenses, así como otras poblaciones del mundo desarrollado, es 'dieta occidental'. Se trata de una alimentación que contiene grandes cantidades de carne roja, azúcares refinados, alimentos ricos en grasas y granos refinados. Esto contrasta con una dieta más saludable con alto contenido de frutas, verduras, proteínas magras y fibra. Las grasas son clave en la epidemia de sobrepeso y obesidad, además de ser el propulsor de enfermedades como las cardiovasculares o la diabetes.
 
La dieta occidental, a menudo, contiene grandes cantidades de ácidos grasos saturados y trans en comparación con una alimentación más saludable que contiene más ácidos grasos poliinsaturados. Pero a parte de todo lo dicho anterior, hay más consecuencias negativas en la ingesta elevada de grasas, y es que causa cambios neurobiológicos en el cerebro, tal y como ha demostrado un equipo de científicos de la Universidad de Yale. Y, más concretamente, en el hipotálamo, provocando su inflamación. 

El hipotálamo es una zona que desarrolla muchas funciones y puede ser el origen de problemas orgánicos que provocan muchos trastornos. Se localiza en el encéfalo, es el principal centro de integración encargado de coordinar los sistemas nervioso y endocrino para la regulación de la homeostasis (conjunto de fenómenos de autorregulación que llevan al mantenimiento de la constancia en las propiedades y la composición del medio interno de un organismo).

Por otro lado, investigaciones previas han constatado los efectos nocivos en el cerebro de seguir una alimentación donde priman las grasas. Así, tal y como recoge 'Nature', el aprendizaje y la memoria sufren cuando aumenta la ingesta de grasas. El estudio, liderado por Anne-Charlotte Granholm, de la Universidad de Medicina de Carolina del Sur, en Charleston, se llevó a cabo con dos grupos de ratones. Uno de ellos hizo de grupo control, mientras que el otro recibió una dieta alta en grasas y colesterol durante ocho semanas. En el experimento se empujó a los roedores a que recordaran la posición de las plataformas en una piscina de agua. Los científicos afirmaron que aquellos con la dieta alta en grasas cometieron muchos más errores.

En otro ensayo, John Morley y sus colegas de la Universidad de Saint Louis, en Missouri, probaron los ratones una semana después de haber aprendido una tarea. Concretamente, se les desafió a aprender a navegar por un laberinto sin chocar con áreas que les daban descargas eléctricas leves. Una semana después de este aprendizaje, los ratones criados con una dieta alta en grasas tardaron mucho más tiempo en recordar cómo evitar las descargas. En la nueva investigación (también llevada a cabo en roedores), dirigida por Sabrina Diano, se evaluó cómo el consumo de una dieta alta en grasas y carbohidratos estimula la inflamación hipotalámica, una respuesta fisiológica a la obesidad y la desnutrición.

Los investigadores afirmaron que la inflamación ocurre en el hipotálamo ya a los tres días de seguir este tipo de alimentación, incluso antes de que el cuerpo comience a mostrar signos de obesidad. "Nos intrigó el hecho de que estos son cambios muy rápidos que ocurren incluso antes de que se modifique el peso corporal y queríamos entender el mecanismo celular subyacente", dijo Diano.Los investigadores observaron inflamación hipotalámica en animales con una dieta alta en grasas y descubrieron que se estaban produciendo cambios en la estructura física entre las células microgliales de los animales.  Estas células actúan como la primera línea de defensa en el sistema nervioso central que regula la inflamación. El laboratorio de Diano halló también que la activación de la microglía se debía a cambios en sus mitocondrias. Las mitocondrias fueron sustancialmente más pequeñas en los animales con una dieta alta en grasas. El cambio de tamaño se debió a la proteína de desacoplamiento 2 (UCP2), que regula la utilización de energía de las mitocondrias, lo que afecta el control de la misma y a la homeostasis de la glucosa por parte del hipotálamo.

La activación de la microglía mediada por UCP2 afectó a las neuronas del cerebro que, cuando recibían una señal inflamatoria debido a la dieta alta en grasas, estimulaban a los animales del grupo con alimentación elevada de grasas a comer más y a volverse obesos. Sin embargo, cuando este mecanismo se bloqueó al eliminar la proteína UCP2 de la microglía, los animales expuestos comieron menos y fueron resistentes al aumento de peso.

Por tanto, este estudio además de mostrar cómo las dietas altas en grasas nos afectan físicamente, también nos muestra que va más allá y cómo una alimentación poco saludable puede alterar nuestra ingesta de alimentos neurológicamente.

Fuentes: Alimente, Nación Farma

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