A más de 500 millones de kilómetros de la Tierra se encuentra Ceres, un planeta enano descubierto en 1801, el cual ha resultado ser una caja de sorpresas ya que recientes investigaciones realizadas a partir de datos de la sonda Dawn de la NASA, señalan que estamos ante un cuerpo geológicamente activo, con volcanes de hielo y embolsamientos de un océano antiguo que han sobrevivido.
Todo comenzó en el año 2015, cuando la sonda registró unos puntos estraños y anormalmente brillantes en Occator; un cráter de unos 92km de diámetro que impactó en Ceres hace 20 millones de años. Al poco tiempo, los científicos identificaron estos depósitos brillantes con sales, concretamente de carbonato de sodio.
Este nuevo hallazgo, ha dado lugar a pensar que una salmuera podría haberse filtrado en el fondo del cráter hace 1,2 millones de años y haber formado estos depósitos salados.
Por otra parte, se han encontrado protuberancias en la superficie que sustentan la idea de que Ceres experimenta una especie de criovulcanismo.
"Hemos aportado pruebas sólidas de que Ceres es geológicamente activo en el presente (o) al menos en un pasado muy reciente" comenta Carol Raymond, investigadora principal de Dawn y administradora del Programa de Cuerpos Pequeños del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
Por si fuera poco, a parte de los volcanes exóticos, los recientes hallazgos incluyen a Ceres en la lista de posibles planetas que puedan albergar vida.
Una de las principales razones por las que se apoye esta hipótesis, es el hecho de la constancia de carbonato de sodio, ya que esta sustancia se encuentra en la Tierra alrededor de respiraderos hidrotermales, en las profundidades de los océanos, donde el calor se filtra desde las grietas del fondo marino. Y aunque están lejos de la luz del sol (que permite la fotosíntesis de la que depende la mayor parte de la vida en nuestro planeta) estos respiraderos están llenos de seres orgánicos, una cadena alimentaria que depende de bacterias quimiosintéticas. Por ello, es que muchos científicos creen que microorganismos de este tipo podrían sobrevivir en algunos ambientes de otros planetas, como en este caso, Ceres.
Fuentes: National Geographic, ABC, Nature Astronomy
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