Siempre hemos asociado el hecho de comer carne cocinada gracias al descubrimiento del fuego, hecho que se produjo hace un millón de años, pero antes de esas fechas no existen evidencias de su uso por nuestros antepasados.
Sin embargo, un nuevo descubrimiento realizado en la garganta de Olduvai (Tanzania) y en el que han participado expertos de la Universidad de Alcalá sugiere que los primeros humanos podrían haber empezado a cocinar usando aguas termales según un estudio que publica la revista (PNAS).
El Proyecto de Paleoantropología y Paleoecología de Olduvai, con sede en la Universidad de Alcalá, lleva quince años trabajando, en colaboración con el Museo Nacional de Tanzania en aquella garganta, más conocida como la Cuna de la Humanidad.Los investigadores comprobaron que en la superficie de todo aquel paisaje abundaban los biomarcadores de la vegetación y la fauna que contuvo. Pero además, aparecieron unos marcadores inesperados, unos lípidos que generan algunos microorganismos a altas temperaturas.
Los marcadores de lípidos eran los mismos que produce la bacteria (Thermocrinis ruber), que se encuentra normalmente en ambientes acuáticos muy calientes, cuya temperatura supera los 80ºC.
El hecho de que hubieran más homínidos cerca de estos lugares significa que supieron hacer uso de este recurso.
El descubrimiento de animales muertos en un entorno termal y cocinados, podrían haber incitado a aquellos seres humanos a transformar los alimentos antes del consumo y que las primeras cocinas naturales hubieran sido ambientes termales.
De ser así, esa práctica fue una auténtica revolución, pues al cocinar carne, no solo la hacían más digerible, sino que eliminaban bacterias dañinas al mismo tiempo.
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