En 1928 Alexander Fleming una de las reglas de un enfrentamiento que era milenario. Los humanos solo teníamos un sistema inmunitario como defensa, y esto no era suficiente, ya que algunas quemaduras o heridas sin gravedad se podían volver letales. Fleming descubrió como unos cultivos bacterianos Staphylococcus aureus habían sido contaminados por los hongos de género Penicillium. Gracias a una colaboración lograron producir los primeros antibióticos a partir del año 1943 a tiempo para salvar a miles de combatientes de la Segunda Guerra Mundial.
Los científicos que trabajaban con la penicilina observaron que las bacterias habían desarrollado resistencia, por lo que tenían que seguir mejorándola para poder ganar esta carrera biológica. Un grupo de investigadores del Imperial College han anunciado que casi un siglo después han podido conseguir la secuencia de la cepa original de Penicillium, que la tenían congelada para así poder guardarla.
Los análisis que le hicieron a este hongo les permitió observar que las cepas que se utilizaron para fabricar los antibióticos en EEUU y en el Reino Unido evolucionaron de forma distinta, aunque no conocen el por qué de de esta diferencia plantean que pueda ser por la adaptación de los organismos locales y el análisis de las variaciones puede cambiar el producto de los antibióticos.
En 1943 descubrieron un método para superar las limitaciones naturales para la producción de 
antibióticos gracias a un tipo de melones en los que crecía una cepa del moho Penicillium chrysogeum, desde este momento este tipo de producto natural han servido de bases para todos los tipos de antibióticos.

Tomaron como modelo las estreptograminas de tipo A que eran una clase de antibióticos producido por bacterias, pero estos medicamentos no funcionan frente a cepas de bacterias que son capaces de producir un tipo de encimas que se conocen como Vat, y que desactiva el antibiótico. Las moléculas intercambiables eran capaces de unirse a las bacterias del tipo Staphylococcus aureus que habían desarrollado resistencia a los antibióticos para impedir que se escabullesen mediante la encima de Vat, y pudieron comprobar que el nuevo compuesto protegía a los ratones de las infecciones de estas bacterias.
Fuentes: El País
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