UNA DROGA SILENCIOSA

Se denomina técnicamente azúcares a los glúcidos que generalmente tienen sabor dulce, como son los diferentes monosacáridos, disacáridos y polisacáridos.

El azúcar es la unión de una molécula de glucosa y una de fructosa, siendo su principal componente la sacarosa. Se caracteriza por tener un color más oscuro, pero este se somete a un proceso de purificación final mecánico para conseguir ese tono tan blanco que tiene, este se consigue gracias a la separación de los cristales de sacarosa de otros productos también procedentes de la caña o de la remolacha que no lo son y según su grado de extracción puedes tener azúcar blanco, amarillo o moreno, además de que cuanta más melaza o miel madre lleve el azúcar moreno, más grueso será el grano y menor su poder endulzante.

El Gobierno vuelve a situar el azúcar, denominado calorías vacías, en el centro de la diana de un problema multifactorial, la obesidad, ya que cada gramo de azúcar aporta 4 kilocalorías y es todo el aporte nutricional de este alimento, ya que no contiene ningún otro nutriente.

Mientras que La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo de azúcares libres, entre los que están el azúcar añadido para endulzar, no supere el 10% de la ingesta calórica total diaria, es decir, unos 50 gramos de azúcar al día como máximo.

Por eso al comprar alimentos es preferible aquellos que no lo tengan pero, aquellos productos en cuyo etiquetado pone ‘sin azúcar’ y tienen un sabor dulce, lo que el fabricante está indicando es que no lleva sacarosa, solo que el dulzor se obtiene con fructosa, glucosa o cualquier otro azúcar, con un máximo de 0,5 gramos por cada 100.

Se pretende concienciar a la población los riesgos que conlleva la ingesta de alimentos procesados ricos en azucares añadidos, poniendo como ejemplo enfermedades como la obesidad o el sobrepeso, que afecta al 54% de los adultos, en el que además, de la alimentación, juegan un papel fundamental en factores como el senderismo y la falta de ejercicio físico.

Entoces cuando aparece la palabra ‘azúcares’ o ‘sin azúcares’ se amplía el abanico a todos los monosacáridos y disacáridos que puedes encontrarte en los alimentos. Empezando por los más pequeños, los monosacáridos, se encuentran la glucosa, la galactosa y la fructosa y en los disacáridos están la propia lactosa, la maltosa y la sacarosa.

Poder comer sin azúcar no resulta fácil, pero no es imposible, solo se puede si se toma alimentos como productos frescos y con bajo índice glucémico, eliminando los refrescos, evitando salsas y aderezos, terminando las comidas con fruta fresca y yogurt, eliminando los zumos de frutas ya que no son un sustitutivo de las piezas de fruta.

Si eliminas el azúcar blanco en tu alimentación y optas por el moreno, este tiene cantidades pequeñas de calcio (85 mg), hierro (1,9 mg), magnesio (22), y algo más de potasio (320 mg), pero es un porcentaje poco relevante ya que esto son los datos por cada 100 gramos.

En 2011 se formó un reglamento de información al consumidor, donde se pasa de poder afirmar en la etiqueta que el alimento era ‘sin azúcar’(donde se podía sustituir por la sacarosa o otros azúcares) a el cambio de que el fabricante solo podrá poner ‘sin azúcares’ si el alimento no lleva más de 0,5 gramos de azúcares por 100 gramos o 100 mililitros de producto. 

Tampoco puede llevar miel o jugos de frutas como endulzantes si quiere acogerse a la etiqueta de ‘sin azúcares’ y por último, si el alimento contiene azúcares de forma natural, hay que hacerlo constar con la frase “contiene azúcares naturalmente presentes”, que es lo que sucede con los zumos de frutas.

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