El proyecto de vacuna de Pfizer y BioNTech se puso, el pasado lunes, a la cabeza de la carrera internacional para crear una vacuna frente a la Covid-19 anunciando una efectividad del 90% en los resultados preliminares de su última fase de ensayos clínicos.
De confirmarse los resultados se haría un gran avance gracias a la tecnología del ARN mensajero que podría convertirse en una herramienta para luchar contra las enfermedades infecciosas.
Las vacunas tradicionales siguen un mecanismo fácil de explicar. La idea fue puesta en práctica por primera vez en 1796 por Edward Jenner, es infectar una versión debilitada de un virus y que este sea capaz de desencadenar una respuesta inmunitaria en el cuerpo del paciente sin llegar a producir una infección grave,de esta forma el paciente tendrá anticuerpos en su organismo para futuras posbles infecciones.
El inconveniente es que no siempre son efectivas y en el caso del Covid-19, casi ninguno de los proyectos más avanzados emplea esta técnica. Mayoritariamente han optado por inocular solamente la proteína que forma la característica espiga del virus, inofensiva, pero capaz de generar una respuesta del sistema inmune.
Los proyectos de Moderna y de Pfizer emplean la técnica del ARN mensajero, tratan de dar un paso más, buscando mayor efectividad y haciendo que sea el propio organismo el que produzca esta proteína inoculando. El código genético (ARN) que porta el virus en su interior, está protegido simplemente por un lípido.
"Nuestro cuerpo funciona a base de proteínas. Todos los seres vivos tenemos material genético, formado por ADN, que se traduce en ARN, que es el que lleva la información para producir las proteínas de las que estamos hechos todos", enunció Felipe García, investigador principal del proyecto de la vacuna contra la Covid-19 del Institut d'Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer del Hospital Clínic de Barcelona en España. Ésta vacuna, también está basada en el ARN mensajero.
La idea de esta vacuna es introducir el ARN del SARS-CoV-2 en las células de nuestro organismo y que éstas produzcan la proteína del virus (que por sí sola no supone ningún riesgo) como lo harían si estuvieran infectadas. "Lo que planteamos nosotros y otros grupos desde hace años es que si pones el material genético, en este caso el ARN, la célula cree que está realmente infectada por el coronavirus. Pensamos que, de esta forma, la respuesta inmunitaria es más potente", explica García. Fuentes: 20 Minutos y NIUS
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