PROTEÍNA ASOCIADA CON EL FRÍO, CLAVE PARA LA DEMENCIA

Por primera vez se encontraron proteínas de "choque frío" en la sangre de los nadadores de invierno habituales en la piscina de Parliament Hill en Londres. Se ha demostrado que la proteína ralentiza la aparición de la demencia e incluso repara ciertos daños causados por la demencia en ratones.

La profesora Giovanna Mallucci, directora del Centro de Investigación de la Demencia del Reino Unido en la Universidad de Cambridge, dijo que este descubrimiento podría guiar a los investigadores en la búsqueda de nuevos tratamientos farmacológicos para ayudar a que no se desarrolle la demencia. Aunque es prometedora, esta investigación aún se encuentra en sus primeras etapas y se centra en la capacidad de hibernar que tienen todos los mamíferos, que se desarrolla por la exposición al frío.

Los investigadores están tratando de buscar formas y posibles soluciones a esta enfermedad, ya que hoy en día los tratamientos son eficaces hasta un cierto punto. Ya hay más de un millón de personas con demencia en Reino Unido y se espera que el total se duplique para 2050.

Durante décadas, los médicos han sabido que enfriar a las personas puede proteger el cerebro en algunos casos. Las personas con lesiones en la cabeza y las que necesitan una cirugía cardíaca generalmente se enfrían durante la operación, al igual que los bebés. Aunque sigue sin entenderse porqué este frío tiene ese efecto protector.

Los animales como osos, erizos y murciélagos pierden sus conexiones cerebrales cuando van a hibernar y se acuestan. Pero cuando se despiertan de nuevo en la primavera, estas conexiones se vuelven a formar de una manera milagrosa y todavía no se ha descubierto el motivo para dar una explicación de esto.

El vínculo con la demencia radica en la destrucción y creación de sinapsis, las conexiones entre las células del cerebro, que, en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, se pierden. Esto provoca una serie de síntomas que están asociados con la demencia, como los cambios de humor, la pérdida de memoria, confusión… y finalmente, al paso del tiempo la muerte de células cerebrales.

El experimento consistió en: los investigadores enfriaron ratones ordinarios y ratones con Alzheimer y con enfermedad priónica (neurodegenerativa), hasta el punto en que se volvieron hipotérmicos, es decir, hasta que su temperatura corporal bajó de los 35°C. Del experimento sugirió que la proteína RBM3 podría ser la clave para la formación de nuevas conexiones neuronales. Los científicos demostraron esta conexión en otro experimento, que mostró que el aumento artificial de los niveles de RBM3 puede prevenir la muerte de las células cerebrales en ratones con Alzheimer y enfermedades virales. Estos hallazgos son un gran avance en la investigación de la demencia y fueron publicados en la revista científica Nature.

Después se quiso probar esto con personas, entonces, Martin Pate, uno de los nadadores que va en invierno a la piscina al aire libre y los otros nadadores se sometieron voluntariamente a una serie de pruebas de hipotermias de forma regular.

El equipo de Cambridge descubrió que un número significativo de nadadores tenían niveles marcadamente elevados de RBM3.

Fuentes: BBC, El Universal

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