PROTEÍNA POR LA QUE EL ZIKA CAUSA MICROCEFALIA EN EL FETO

Un equipo liderado por el Instituto de Biología Molecular de Barcelona identifican la proteína polimerasa NS5 como la causante de que se interrumpa el crecimiento normal del cerebro en el feto en caso de infección por el virus del Zika durante el embarazo. Esta proteína es la encargada de replicar el genoma viral.

La proteína interacciona con el cilio primario del tejido nervioso del embrión. El cilio primario es un orgánulo que se desplaza hacia adelante desde la membrana celular y se encuentra en todas las células madre del tejido nervioso del feto.

La investigadora Murielle Saade explica que cada célula progenitora neural posee un cilio primario, que capta las señales físicas y factores de crecimiento indispensables para generar nuevas células madre, esenciales para asegurar el desarrollo normal del cerebro. Así, el cilio primario es indispensable para captar las señales que conducen a un correcto desarrollo.

Elisa Martí, investigadora del CSIC manifiesta que han descubierto que la polimerasa NS5 se une y destruye las proteínas necesarias para la formación del cilio primario de las células madre embrionarias del tejido nervioso, lo que conlleva a la repoducción anticipada de neuronas y, a su vez, interrumpe el crecimiento del cerebro del feto.

Diego S. Ferrero expresa que han analizado la estructura atómica de la polimerasa viral, y han observado que la proteína es capaz de juntar múltiples copias de ella misma. 

Nuria Verdaguer añade que han identificado la región de la proteína implicada en su autoensamblaje. Se ha demostrado que esta región es esencial para la salida de la polimerasa del núcleo celular y su localización en la base del cilio primario.


El virus del Zika

Esta enfermedad se transmite principalmente por mosquitos del género Aedes, que pican durante el día. La infección afecta especialmente a las embarazadas, ya que a través de la placenta pueden transmitir el virus a sus fetos. En este caso, la infección puede causar microcefalia y otras malformaciones congénitas.

Se prevé que en 20 o 30 años cerca del 50% de la población mundial estará expuesta a infecciones transmitidas por este mosquito, lo que lo convierte en una amenaza importante.

Los investigadores destacan que los logros de la investigación básica se sustentan en un trabajo continuado en el tiempo, que nunca debe ser interrumpido si queremos vencer a los nuevos patógenos.
 

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