PROTEINA QUE PODRIA SER CLAVE CONTRA LA DEMENCIA

Unos científicos de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, han descubierto que la natación en agua fría podría proteger el cerebro de enfermedades degenerativas como la demencia.

Se demuestra que la proteína encontrada en la sangre de unos nadadores de invierno, ralentiza la aparición de la demencia e incluso repara parte del daño que causa esta enfermedad en los ratones.

Este descubrimiento podría orientara a los investigadores hacia nuevos tratamientos farmacológicos que pueden ayudar a mantener a raya la demencia según la profesora Giovanna Mallucci, que dirige el Centro del Instituto de Investigación de la Demencia de Reino Unido en la Universidad de Cambridge.

La investigación a pesar de ser prometedora todavía se halla en una etapa temprana y se centra en la capacidad de hibernación provocada por el frio en los mamíferos. Se estima que para 2050 el millón de personas con demencia de Reino Unido se duplique y tratan de buscar nuevas formas de tratar esta afección ya que los que hay son muy limitados en impacto.

Los médicos saben que al enfriar a las personas en determinadas circunstancias protegen el cerebro, las personas con lesiones en la cabeza y las que necesitan operaciones cardíacas suelen ser enfriadas durante la cirugía. 

Algunos animales como el erizo pierden conexiones al acostarse a hibernar, entre un 20% y un 30% de sus sinapsis se eliminan ya que sus cuerpos deben conservar recursos valiosos para el invierno pero cuando despiertan esas conexiones se restablecen milagrosamente.

El vinculo con la demencia radica en la creación y la destrucción de sinapsis, en las primeras etapas de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer estas conexiones se pierden. Esto conduce a una cascada de síntomas asociados con la demencia, que incluyen pérdida de memoria, confusión y cambios de humor, y, con el tiempo, la muerte de células cerebrales completas.

Al entrar al agua fría se produce un aumento dramático en la frecuencia cardiaca y en la presión arterial, lo que puede causar ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares en personas con enfermedades. También puede producir el ahogamiento si se inhala agua ya que provoca un reflejo de jadeo y respiración rápida. Cuanto más tiempo pasa alguien en el agua, más lentas son sus respuestas. Las personas pueden confundirse y volverse torpes dificultándoles salir del agua.

Enfriaron varios ratones y algunos de ellos con Alzheimer y cuando se volvieron a calentar, solo los ratones sanos pudieron regenerar sus sinapsis, se encontraron que los niveles de la proteína RBM3 se habían disparado solo en los ratones comunes. Los científicos demostraron el vínculo en otro experimento que mostró que las muertes de células cerebrales en los ratones con Alzheimer y con enfermedad priónica podían prevenirse aumentando artificialmente los niveles de RBM3.

Esta proteína no se encuentra en humanos y durante tres inviernos se estuvo comprobando como el nivel de esta hormona aumentaba en una serie de nadadores a los que se les había dado, otros investigadores han encontrado niveles igualmente altos de esta proteína en bebés y pacientes cardíacos y con accidentes cerebrovasculares que se han vuelto hipotérmicos. Pero los riesgos asociados con enfriarse superan cualquier beneficio potencial, por lo que considera que la inmersión en agua fría ciertamente no es un tratamiento potencial para la demencia.
El desafío es encontrar la manera de estimular esta proteína en humanos atreves de un medicamento.

Fuentes: BBC , El Nacional

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