Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Buffalo (situada en Estados Unidos) consiguió un hallazgo que puede ser clave para encontrar la vacuna contra el COVID-19 que consistiría en reducir en nanopartículas una de las proteínas de este virus.
Jonathan L. Lovell (doctor que fue asociado como profesor del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Buffalo), fue el principal investigador en dicho estudio que tuvo el nombre de `SARS-CoV-2 Neutralizing Antibody Induction is Enhanced by Particulate Vaccination´ el cual ha sido publicado en `Advanced Materials´.
Lovell argumenta que una de las claves para conseguir una vacuna efectiva tiene que tener un diseño que sea capaz de imitar (de una manera parcial) la estructura del virus. En una de sus puntas hay un componente que recibe el nombre de ``dominio de unión al receptor´´ que es su parte más frágil, por lo que si podemos hacer unos anticuerpos contra dicha parte, hay una gran probabilidad de neutralizar al virus.
Jonathan L. Lovell (doctor que fue asociado como profesor del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Buffalo), fue el principal investigador en dicho estudio que tuvo el nombre de `SARS-CoV-2 Neutralizing Antibody Induction is Enhanced by Particulate Vaccination´ el cual ha sido publicado en `Advanced Materials´.
Lovell argumenta que una de las claves para conseguir una vacuna efectiva tiene que tener un diseño que sea capaz de imitar (de una manera parcial) la estructura del virus. En una de sus puntas hay un componente que recibe el nombre de ``dominio de unión al receptor´´ que es su parte más frágil, por lo que si podemos hacer unos anticuerpos contra dicha parte, hay una gran probabilidad de neutralizar al virus.
Los encargados de llevar a cabo el estudio plantearon la hipótesis de reducir el ``dominio de unión a receptor´´ a nanopartículas en vez de dejarla en su forma natural (en forma de proteína) generaría anticuerpos neutralizantes en un mayor número lo que daría lugar a una mayor respuesta inmune.
Lovell y su equipo habían desarrollado un método anteriormente que permite la transformación de pequeñas proteínas en nanopatículas mediante liposomas u otras nanopartículas (la cuales pertenecerían a componentes grasos naturales). Gracias al nuevo estudio han conseguido averiguar (dentro de los liposomas) un lípido llamado cobalto-porfirina-fosfolípido
(CoPoP) que tiene la capacidad de hacer que el dominio de unión al receptor se una de manera más rápida a los liposomas lo que desencadenaría una respuesta inmune con un mayor número de nanopatículas.
(CoPoP) que tiene la capacidad de hacer que el dominio de unión al receptor se una de manera más rápida a los liposomas lo que desencadenaría una respuesta inmune con un mayor número de nanopatículas.
Cuando el dominio de unión al receptor se convertía en nanopatículas, esta mantenía su forma tridimensional correcta y dichas partículas se mantenían de forma estable (en condiciones de incubación muy parecidas a las del cuerpo humano), siguiendo este descubrimiento, ratones y conejos fueron inmunizados con partículas del dominio de unión al receptor y se registraron altos niveles de anticuerpos, por ello, las partículas que contienen CoPoP dan respuestas efectivas.
Según Lovell, el descubrimiento realizado por este estudio puede beneficiarnos a todos, aunque ellos no sean quienes consigan fabricar la vacuna, está claro que quien lo consiga tiene que tener en cuenta la investigación realizada, porque con casi total seguridad, este antígeno en específico, puede ayudar a resolver el gran problema de conseguir una vacuna lo antes posible, ya que esta enfermedad está afectando a todos los aspectos de nuestro día a día.
Fuentes: CRONICABALEAR e Infosalus
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