Dicho descubrimiento tiene un fin particular, desarrollar los cultivos alimentarios y bioenergéticos para que puedan soportar condiciones adversas como resistir contra plagas o patógenos. Además, estos cultivos requerirían menos fertilizantes químicos y agua, dándose lugar a plantas de mayor tamaño y más abundantes.
Los científicos en estos últimos años, han evolucionado en la comprensión de la difícil relación que mantienen las plantas con los hongos. Cuando ambos se unen, con los hongos crean una vaina alrededor de las raíces de las plantas. Dicha estructura se extiende lejos del huésped, aumentando la absorción de nutrientes o incluso, útil para comunicarse con otras plantas y "advertir" de la propagación de plagas o patógenos. Por otro lado, las plantas proporcionan alimento al hongo para fomentar su crecimiento. Es decir, gracias a la simbiosis la planta obtiene nutrientes y agua de manera más eficaz al aumentar su superficie de absorción y al hongo le aportar materia orgánica.
Como dato, se estima que al alrededor del 80% de las especies de plantas poseen hongos asociados a sus raíces.
Si se encontrase el mecanismo molecular que maneja y controla que se de lugar a la simbiosis, entonces se podría comenzar a utilizar dicho proceso para adquirir condiciones concretas en plantas como la resistencia a la sequía. Efectivamente, encontrar ese desencadenante genético en una planta para que se produzca la simbiosis, ha sido uno de los descubrimientos más costosos y desafiantes, pero fue logrado, tras 10 años de investigación, en ORNL.
Los expertos observaban la simbiosis entre el hongo Laccaria bicolor, conocido como L.bicolor y algunas especies de populos. Su objetivo consistía en la búsqueda de una proteína receptora específica llamada PtLecRLK1. Una vez encontrado el candidato ganador, no llevaron al laboratorio para validar sus hallazgos.En esta investigación que nos incumbe, los científicos escogieron Arabidopsis, una planta que normalmente no interactúa con el hongo L.bicolor e incluso, lo consideraba una gran amenaza para su supervivencia.
Su misión era crear una versión genéticamente modificada de la planta expresara la proteína PtLecRLK1 y posteriormente, la transmitieron a la planta el hongo. L.bicolor envolvió completamente las raíces de la planta con la vaina micótica, indicando así, la formación de la simbiosis.
Como conclusión, demostraron que sí se puede convertir y cambiar un no-anfitrión en anfitrión. Se llegó también a la conclusión de que podrían hacer exactamente lo mismo con otros cultivos biocombustible, como la hierba de césped o cultivos alimentarios como en el caso del maíz. Éstos también podrían interactuar y brindar los mismos beneficios.
Fuente: Chilebio
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