En primer lugar, los cromosomas son estructuras microscópicas que se encuentran presentes en las células del organismo. Contienen los genes que determinan rasgos como el color de los ojos y del cabello y que controlan el crecimiento y el desarrollo de cada componente de nuestro sistema físico y bioquímico. De ese modo, las anomalías cromosómicas se tratan de alteraciones en la estructura de dichos cromosomas.
Hasta hoy día, se suponía que las anomalías cromosómicas se debían fundamentalmente a errores en la maduración de óvulos, sin embargo, las conclusiones de un estudio recién publicado por un grupo de investigadores alemanes y británicos, señala y demuestra que el destino del futuro embrión se decide solo unas pocas horas después de la fecundación, incluso antes de que el óvulo fecundado (cigoto) empiece su primera división celular. Durante este período de tiempo, las anomalías del futuro embrión se pueden detectar mediante una evaluación no invasiva del cigoto, desarrollada por el doctor Jan Tesarik hace más de 20 años.
Desde su descubrimiento, ha sido aplicada sistemáticamente por el equipo biológico de la clínica MARGen de Granada, liderado por la doctora Raquel Mendoza Tesarik, para seleccionar los mejores embriones y ser entonces transferidos en el útero de las pacientes después de la fecundación in vitro (FIV) o también, para congelarlos y utilizarlo posteriormente. De hecho, la evaluación de los cigotos tiene una mayor precisión que cualquier otra evaluación posterior de embriones en diferentes fases de la división celular.
Durante algo más de 1 día después de la fecundación, el óvulo fecundado aún no se divide, y el ADN del óvulo y el que aporta el espermatozoide, se mantienen físicamente separados en dos núcleos, uno llamados pronúcleo femenino y el otro, pronúcleo masculino. La primera división celular del cigoto, el verdadero inicio del desarrollo embrionario, se produce unas 30 horas después de la fecundación. Antes de que dicha división se produzca, los dos pronúcleos se disuelven y el ADN masculino y el femenino se unen para formar el ADN único del futuro embrión, dicho proceso recibe el nombre de singamia.
El estudio de los investigadores alemanes y británicos demuestra que se tienen que producir una serie de cambios en ambos pronúcleos antes de la singamia para asegurar la normalidad cromosómica del embrión. Antes de la singamia, los dos pronúcleos se acercan uno al otro hasta entrar en un contacto íntimo. Al mismo tiempo el ADN de ambos pronúcleos tiene que desplazarse hacia la zona del contacto y permanecer allí hasta el momento de la disolución de los pronúcleos.
Esto es necesario para que el mecanismo que controla la división celular pueda captar la totalidad de los cromosomas y distribuirlos correctamente entre las células resultantes. Si esto no ocurre, algún cromosoma de uno u otro pronúcleo podría quedar fuera de alcance del sistema y por lo tanto, quedar excluido de la división, lo que producirá una anomalía cromosómica.
Tras el estudio, los investigadores resaltan la gran importancia del los criterios del doctor Tesarik que permiten evaluar, de una manera no invasiva en los embriones vivos, si la migración adecuada del ADN en ambos pronúcleos está completa antes de la primera división del cigoto.
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