CRISPR, LA NUEVA ENEMIGA DEL CÁNCER

Una nueva investigación realizada gracias a la tecnología CRISPR, ha permitido abrir las puertas por primera vez al rastreo del linaje de las células cancerosas individuales y los procesos metastásicos en tiempo real.

Cuando un cáncer se limita a una zona concreta del cuerpo, a menudo puede ser tratada con cirugías u otras terapias. Sin embargo, gran parte de la mortalidad a causa de esta enfermedad se debe a su tendencia a extenderse y a proliferar en cualquier parte del organismo, en otras palabras; a producir metástasis.

La metástasis es un proceso fugaz, y el momento exacto en el que tiene lugar se pierde entre los millones de divisiones celulares que se producen en un tumor. Jonathan Weissman, miembro del Instituto Whitehead, profesor de biología en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) e investigador del Instituto Médico de Howard Hughes afirma que "Se trata por lo general de eventos imposibles monitorear en tiempo real". Este investigador se preguntaba si era posible detectar ese momento exacto en el que tumor deja de ser un problema localizado y poder hallar la forma de observar en tiempo real como las células tumorales se diversifican y expanden por todo el cuerpo para trazar un árbol genealógico de estas. Y eso es lo que precisamente él y su equipo acaban de lograr gracias al empleo de la tecnología de edición genética CRISPR.

Para llevar a cabo este proyecto, los investigadores decidieron utilizar el método de Chan para agregar marcadores ellos mismos, en vez de esperar a que un linaje de células cancerosas presentara suficientes marcadores específicos para rastrear. "Básicamente, la idea es diseñar una célula que tenga un scratchpad genómico del ADN, que luego se pueda "escribir" usando CRISPR. Esta "escritura" en el genoma se realiza de tal manera que se vuelve hereditaria, lo que significa que la descendencia de una célula tendría la "escritura" de sus células madres y las células abuelas registradas en su genoma" señala Weissman.

Para crear este "scratchpad", se diseñaron células cancerosas humanas con genes añadidos; uno para la proteína bacteria Cas9, las famosas "tijeras moleculares" utilizadas en métodos de edición del genoma CRISPR, otros para proteínas brillantes para microscopía, y algunos secuencias que servirían como objetivos para la tecnología CRISPR. Más tarde, implantaron miles de células cancerosas humanas modificadas en ratones, imitando un cáncer de pulmón. Cuando las células empezaron a dividirse, Cas9 hizo pequeños cortes de ADN en los lugares para los que había sido programa que serían reparadas por las células. Este corte y reparación ocurrió al azar en casi todas las generaciones, creando un mapa de divisiones celulares que Weissman y el equipo pudieron rastrear gracias a los modelos informáticos desarrollados por el científico informático de la Universidad de California, Berkeley, Nir Yosef.

Los investigadores son optimistas en cuanto a los resultados y defienden que poder rastrear los árboles genealógicos de células individuales en tiempo real también resultará útil en otros entornos.

Fuentes: National Geographic, Clarín

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