Según una investigación, publicada en tiempo por la revista The FASEB Journal, la respuesta parece correcta. En concreto, Alain R. Thierry y su equipo, de la Universidad de Montpellier, junto con científicos de la Universidad Diderot en París, han detectado, por primera vez, la presencia de mitocondrias funcionales, que circulan libremente por el torrente sanguíneo.
Las mitocondrias son las estructuras celulares que se encargan de obtener la energía necesaria para el funcionamiento de la célula. Su particularidad es la posesión de un genoma propio. Sin embargo, la detección de estos elementos mitocondriales, en el exterior, resulta mucho más frecuente y, a menudo, constituye un indicador de procesos patológicos. Esto impulsó a Thierry y sus colaboradores a ahondar en el estudio de estas moléculas de material genético.La investigación inició con el análisis de muestras de plasma sanguíneo procedentes de sujetos sanos. La cuantificación del ADN mostró que este fluido contiene mayor cantidad de ácido desoxirribonucleico mitocondrial que nuclear. Así pues, los científicos postularon la existencia de algún sistema capaz de encapsular y preservar la integridad del ADN mitocondrial. Para corroborar esta hipótesis, aislaron, mediante centrifugación y filtración, los distintos componentes del plasma hasta hallar lo que parecían mitocondrias intactas y libres; fuera del entorno celular. Estos orgánulos, además de constituir el origen del material genético detectado, resultaron viables y funcionales, capaces de consumir el oxígeno necesario para realizar el proceso de respiración celular.
A partir de esta observación, se planteó la hipótesis de que estas mitocondrias circulantes podrían estar implicadas en varios procesos, tanto fisiológicos como patológicos, que requieren comunicación celular, como los mecanismos de inflamación. Estudios recientes demuestran que ciertas células se transfieren mitocondrias entre ellas, de igual manera que las células madre con las células dañadas.
Las mitocondrias son las estructuras celulares que se encargan de obtener la energía necesaria para el funcionamiento de la célula. Su particularidad es la posesión de un genoma propio. Sin embargo, la detección de estos elementos mitocondriales, en el exterior, resulta mucho más frecuente y, a menudo, constituye un indicador de procesos patológicos. Esto impulsó a Thierry y sus colaboradores a ahondar en el estudio de estas moléculas de material genético.La investigación inició con el análisis de muestras de plasma sanguíneo procedentes de sujetos sanos. La cuantificación del ADN mostró que este fluido contiene mayor cantidad de ácido desoxirribonucleico mitocondrial que nuclear. Así pues, los científicos postularon la existencia de algún sistema capaz de encapsular y preservar la integridad del ADN mitocondrial. Para corroborar esta hipótesis, aislaron, mediante centrifugación y filtración, los distintos componentes del plasma hasta hallar lo que parecían mitocondrias intactas y libres; fuera del entorno celular. Estos orgánulos, además de constituir el origen del material genético detectado, resultaron viables y funcionales, capaces de consumir el oxígeno necesario para realizar el proceso de respiración celular.
A partir de esta observación, se planteó la hipótesis de que estas mitocondrias circulantes podrían estar implicadas en varios procesos, tanto fisiológicos como patológicos, que requieren comunicación celular, como los mecanismos de inflamación. Estudios recientes demuestran que ciertas células se transfieren mitocondrias entre ellas, de igual manera que las células madre con las células dañadas.
Fuentes: Infosalus, Investigación y Ciencia.
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