Es conocido que en el espacio exterior los astronautas soportan cambios importantes en su organismo, como son: la descalcificación de los huesos, la alteración del sueño, la pérdida de visión, el aumento de la temperatura corporal, la atrofia de los músculos, las alteraciones del sueño, la pérdida de visión, el aumento de la temperatura corporal, la atrofia de los músculos, las alteraciones del sistema inmunitario y el riesgo de cáncer.
Sin embargo, poco se sabe cómo afectan las condiciones del espacio al cuerpo humano a nivel celular, y como influirían esos cambios a la salud, a largo plazo.
La NASA, junto con la ESA y con el CSIF, ha publicado en revistas del grupo CellPress, los resultados de unos estudios que, a día de hoy, suponen la mayor investigación sobre los efectos de los viajes espaciales en el cuerpo humano. El estudio se ha realizado sobre el conjunto de las diferentes moléculas y sistemas presentes en las células, como de las metilaciones del ADN, el ARN, las proteínas y los metabolitos, participando en el 200 científicos de todo el mundo.
Los datos recogidos a partir de experimentos en ratones y de muestras de 59 astronautas tomadas durante décadas en la Estación Espacial Internacional, muestran múltiples y diversas alteraciones en las células, como: daños en el ADN, disfunción mitocondrial, cambios en la longitud de los telómeros (los extremos de los cromosomas), estrés oxidativo, alteraciones del microbioma (el genoma de los microorganismos que se encuentran en superficies del ser humano) y cambios en la regulación de genes.
Uno de los aspectos más llamativos se produjo al observar la gran sensibilidad de las mitocondrias a la radiación y la microgravedad del espacio.
Las mitocondrias estudiadas, presentaban alteraciones en su función principal, sufrían daños en su ADN y estrés oxidativo, que afectaba a diferentes órganos y tejidos, lo que podría desempeñar un papel clave en las alteraciones cardiovasculares y las modificaciones en el metabolismo de los lípidos y la inmunidad innata observados en el cuerpo humano.
El conocimiento de estos mecanismos que producen daños para la salud, permitiría desarrollar tratamientos con fármacos y dietas específicas, que unidas a las rutinas de ejercicio físico que ya realizan los astronautas, podrían posibilitar misiones espaciales de larga duración.
Esta investigación es un gran paso para el fin del mercado (hipotético viaje a Marte), sin embargo, dado lo complejo que es el funcionamiento de nuestro organismo, es de esperar el descubrimiento de nuevas alteraciones y daños sobre la salud, en los próximos años, debidos a las interacciones con el espacio exterior, por lo que la investigación debe continuar.
Fuentes: Debate, LA VANGUARDIA
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