LAS CÉLULAS DE TU CEREBRO SE CANSAN CON EL TIEMPO

Todos hemos sentido alguna vez eso de que el tiempo pasa más o menos deprisa en función de lo que estemos haciendo. Según un nuevo estudio, recién publicado en JNeurosci, la clave está en una zona concreta del cerebro, llamada circunvolución supramarginal.

Esta es una región cerebral muy vinculada al aprendizaje y la lectoescritura. Sus células nerviosas son muy eficientes, pero “se cansan”. Concretamente, cuando se exponen repetidamente a un estímulo de una duración determinada, se agotan. Sin embargo, otras neuronas siguen actuando normalmente, por lo que la percepción del tiempo cambia y queda sesgada para tareas diferentes.

Esta conclusión sobre la percepción del tiempo es el resultado de un experimento realizado sobre un grupo de voluntarios. En la primera ocasión, se les enseñó un círculo gris sobre un fondo negro por 250 segundos o 750 segundos (dependiendo del grupo al que pertenecieran) durante 30 ocasiones seguidas.

Luego de esto, se les presentó otro estímulo visual de prueba por un tiempo indeterminado. Finalmente, fueron expuestos a un estímulo sonoro (ruido blanco) y se les pidió que estimaran la duración del sonido. Los participantes que vieron la imagen por 750 segundos (más tiempo del que duró el sonido) subestimaron el tiempo de duración de este. Por su parte, los que vieron la imagen por 250 segundos (una duración menor a la del ruido) sobreestimaron el tiempo que duró el ruido blanco.

Además, cuando analizaron el cerebro con ayuda de una resonancia magnética funcional, comprobaron que la actividad en la circunvolución supramarginal disminuyó cuando la duración del estímulo de prueba y la observación eran similares. Esto indica que se había generado fatiga neuronal.
Si esta estaba subjetivamente muy alterada, las pruebas de imagen mostraban un mayor agotamiento neuronal en la zona.

La siguiente fase ha sido durante esta nueva investigación y ha revelado que estas células son capaces de “sobreestimularse” de forma que se cansan y nuestra percepción temporal se distorsiona.

Durante el experimento, la repetición de la misma imagen y el mismo intervalo más de 30 veces “sobreestimuló” a las células e hizo que estas se acoplaran al nuevo patrón. Por este motivo, cuando le presentaron un elemento que se salía de su nueva “normalidad”, la mente no fue capaz de estipular correctamente el paso del tiempo, sino que tendió a exagerarlo o a disminuirlo, todo en relación con el patrón recién adquirido.

La normalización de un tempo más rápido hizo que las personas percibieran al siguiente como más lento. Ahora, la explicación que dan Hayashi e Ivry sobre este fenómeno se sustenta en el “agotamiento celular” que las lleva a distorsionar cómo percibimos el tiempo.

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