Los análisis genéticos son grandes ayudantes día a día para la ciencia. En el caso del COVID 19 que estamos viviendo, observamos particularmente que el análisis genético de pacientes con COVID19 en estado muy grave abre nuevas vías terapéuticas para la enfermedad. Al realizar un estudio genético con más de 2200 pacientes que padecen COVID19 muy grave se ha podido identificar nuevas regiones del genoma asociadas a la enfermedad que están relacionadas con los mecanismos de defensa del organismo frente a los virus y la respuesta inflamatoria. Los resultados del trabajo, publicado en Nature, sugieren varias dianas terapéuticas potenciales para la enfermedad para las cuales ya existen fármacos.
La existencia de variaciones en el genoma contribuyen a que cada persona pueda mostrar una respuesta distinta ante una infección. Es por ello que desde el inicio de esta pandemia se están realizando estudios dirigidos a identificar qué genes influyen en la sensibilidad a la infección del coronavirus, el riesgo a desarrollar la enfermedad o a presentar las formas más graves de la misma. Gracias a estos estudios sabemos entre otras cosas que alrededor de un 3.5% de las personas que presentan formas graves de COVID-19 presentan mutaciones en genes relacionados con la respuesta inmunitaria mediada por el interferón.
Para conocer mejor cómo intervienen los genes en los casos más graves de COVID19, investigadores del consorcio GenOMICC (Genética de la Susceptibilidad y Mortalidad en Cuidados Intensivos, en sus siglas en inglés) han comparado el genoma de más de 2200 pacientes críticos con el de personas no infectadas por el virus y han identificado una batería de genes (TYK2, IFNAR2, OAS, DPP9 y CCR2) que podrían influir en el riesgo a desarrollar las formas más graves de la enfermedad.
A partir de dichos genes y sus funciones, los investigadores apuntan a dos mecanismos biológicos implicados en la enfermedad crítica en pacientes de COVID19. Por un lado, las defensas antivirales innatas, que actúan de forma temprana en la enfermedad (donde intervienen los genes IFNAR2, que codifica para una subunidad del receptor del interferón, y OAS). Por otro lado, los daños en el pulmón producidos como consecuencia de procesos inflamatorios activados por el propio organismo (donde intervienen los genes DPP9, TYK2 y CCR2).
Los resultados obtenidos de dicho trabajo plantean posibles dianas terapéuticas para las que ya se dispone de fármacos, como fármacos dirigidos a aumentar la señalización del interferón o a contrarrestar la activación e infiltración de ciertas células inmunitarias en los pulmones. Los investigadores proponen redireccionar estos fármacos y probar su eficacia en ensayos clínicos de COVID-19. Esta es una realización muy importante de la genética humana para ayudar a entender la enfermedad crítica. Tal y como ocurre también en la sepsis, y la gripe, en COVID19, el daño a los pulmones está provocado por nuestro propio sistema inmunitario, en lugar de por el virus por sí mismo, indica Kenneth Baillie, investigador en el Instituto Roslin de la Universidad de Edimburgo y director del proyecto. Finalmente Baillie añade que los resultados destacan qué fármacos deberían ser los primeros en evaluarse en ensayos clínicos. Se pueden evaluar solo unos fármacos cada vez, por lo que realizar la selección correcta salvará miles de vidas.
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