Un grupo de investigadores analizó el material genético de los molares de tres ejemplares de mamuts encontrados en el permafrost de Siberia. La investigación entregó nuevos detalles sobre cómo vivían estos animales.
El más antiguo de todos, de unos 1,2 millones de años, pertenece a un linaje genético desconocido hasta ahora y que los investigadores han denominado como mamut de Krestovka, en referencia a la localidad rusa donde fue encontrado. El segundo más antiguo, de más de un millón de años, pertenece al mamut denominado de Adycha y podría ser un antepasado del mamut lanudo, según los expertos. Los científicos señalan que el mamut de Krestovka se separó de la línea de otros mamuts de Siberia hace más de dos millones de años.
"Todos los estudios anteriores indicaban que solo hubo una especie de mamuts en Siberia en ese momento de la historia, el llamado mamut de la estepa. Pero nuestros análisis de ADN demuestran ahora que hubo dos linajes genéticos diferentes, que aquí denominamos como el mamut de Adycha y el de Krestovka", afirma Tom van der Valk, coautor del estudio.
Los mamuts, cuyos últimos ejemplares se extinguieron hace al menos 5.000 años, han dejado muchos misterios que la ciencia empieza ahora a despejar gracias al análisis del ADN más antiguo encontrado hasta la fecha, según revela un estudio publicado por la revista Nature.
Un equipo internacional de expertos, coordinados por el Centro de Paleontogenética de Estocolmo (Suecia), ha secuenciado el material genético extraído de los molares de tres mamuts que quedaron enterrados en el permafrost de Siberia hace entre 700.000 y 1,2 millones de años.
Los autores destacan que este trabajo aporta nuevas claves para entender cuándo y cómo de rápido se adaptaron estos animales a los climas helados, al tiempo que subrayan las dificultades encontradas para extraer y analizar un ADN tan primitivo ya que es la primera vez que se ha secuenciado y autenticado ADN a partir de muestras de un millón de años; todo un desafío técnico ya que el ADN se degradaba en fragmentos muy pequeños y los científicos solo tuvieron acceso a unas cantidades ínfimas del material genético en buen estado. Estas muestras son mil veces más antiguas que los restos vikingos, e incluso son anteriores a la existencia de humanos y neandertales.
Un equipo internacional de expertos, coordinados por el Centro de Paleontogenética de Estocolmo (Suecia), ha secuenciado el material genético extraído de los molares de tres mamuts que quedaron enterrados en el permafrost de Siberia hace entre 700.000 y 1,2 millones de años.
Los autores destacan que este trabajo aporta nuevas claves para entender cuándo y cómo de rápido se adaptaron estos animales a los climas helados, al tiempo que subrayan las dificultades encontradas para extraer y analizar un ADN tan primitivo ya que es la primera vez que se ha secuenciado y autenticado ADN a partir de muestras de un millón de años; todo un desafío técnico ya que el ADN se degradaba en fragmentos muy pequeños y los científicos solo tuvieron acceso a unas cantidades ínfimas del material genético en buen estado. Estas muestras son mil veces más antiguas que los restos vikingos, e incluso son anteriores a la existencia de humanos y neandertales.
La edad de las muestras, procedentes de los molares de 3 especímenes de mamuts del pleistoceno temprano, se determinó utilizando tanto datos geológicos como mediante la prueba del reloj molecular, una técnica genética que deduce la edad de una muestra de ADN en base a las diferencias entre dos secuencias de ADN distintas. Así, ambos tipos de análisis mostraron que dos de los especímenes tenían más de un millón de años, mientras que un tercero tiene aproximadamente 700.000 años.
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