CRISPR, LA EDICIÓN GENÉTICA CONTRA EL CÁNCER

El primer estudio de edición de genes CRISPR en pacientes con cáncer avanzado, muestra que la técnica de corta y pega genética es segura.

Este sistema de edición genética está inspirado en un descubrimiento que el español Francis Mojica hizo estudiando microbios de las salinas de Santa Pola. Un estudio publicado en Science muestra que la técnica de edición genética CRISPR permite editar el genoma de células del propio paciente, en especial existe la esperanza de que esta intervención pueda actuar en los casos de tumores sólidos que no responden a la inmunoterapia.

Francis Mojica descubrió que microbios de las salinas de Santa Pola guardaban en su genoma el retrato robot de ciertos virus que les permitían identificar a los patógenos y combatirlos. Años más tarde, unos científicos se inspiraron en ese descubrimiento para desarrollar CRISPR, una herramienta molecular que permite editar fragmentos de ADN en el genoma de cualquier ser vivo con una facilidad sin precedentes.

El estudio publicado se basa en los resultados de tres pacientes que sufrían un cáncer sanguíneo que no respondían a los tratamientos convencionales. Se trata de un ensayo clínico cuyo objetivo es probar si el tratamiento es viable y seguro. El estudio demuestra que es ambas cosas pues no ha detectado reacciones en los pacientes y sobre todo demuestra que la edición genética de células humanas parece haber funcionado.

El equipo de June extrajo linfocitos T, un tipo de célula inmune, y usó CRISPR para introducir en ella tres cambios genéticos que potencian su capacidad de reconocer a las células tumorales y atacarlas. En primer lugar han sido modificadas con CRISPR, que usa una guía de ARN para encontrar y modificar tres genes, que en condiciones normales podrían impedir a las células del sistema inmune atacar a las células tumorales. En segundo lugar se introduce en las células, un vector viral que permite que los linfocitos identifiquen un rasgo característico de las células tumorales.

El estudio ha demostrado que las células modificadas entran en el flujo sanguíneo y se mantienen en él hasta nueve meses, mucho más de lo que duran las células inmunes del propio paciente sin editar.

El equipo de June demuestra que "es factible usar la edición genética con CRISPR para la inmunoterapia del cáncer".

Fuentes: ABC, El País.

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