Los restos hallados son tres molares de mamut que se encontraban en Siberia, bajo el permafrost, y fueron descubiertos a principios de 1970 por Andrei Sher. Resulta destacable el hecho de que las muestras proceden de tres subespecies distintas de este animal, perteneciendo la más antigua a un linaje desconocido, algo sorprendente dado que anteriormente se pensaba que, en dicho periodo, solo existía una especie de este animal (el mamut estepario), mas las diferencias de este nuevo linaje apuntan a la existencia de otra especie.
Los autores consideran que el mamut de Krestova (nombre de esta nueva especie) divergió de las otras hace aproximadamente 2 millones de años y que a su vez sería el antecesor, junto al mamut lanudo, del mamut colombino; este último habitó Estados Unidos y el sur de Canadá durante la última gran glaciación. Por otro lado, creen que las dos muestras más jóvenes proceden de la línea genética que posteriormente daría lugar al mamut lanudo; siendo el más joven, con unos 600.000 años, posiblemente uno de los primeros miembros de esta especie.
Respecto a las mutaciones, el estudio muestra nuevos datos evolutivos sobre la adaptación de los mamuts al frío; las adaptaciones se produjeron, como es lógico, de manera progresiva y lenta, estando la mayoría de mutaciones del mamut lanudo ya presentes en su ancestro hallado más antiguo, al que se le ha dado el nombre de Adycha.
Este novedoso descubrimiento mejora nuestro conocimiento sobre especies que desaparecieron de la Tierra hace un millón de años. Sin embargo, actualmente existen procesos que no pueden ser investigados con precisión, como la especiación, pues precisa de periodos demasiado extensos para llevar a cabo dichos estudios, aunque cada vez los límites que pueden alcanzar los científicos se encuentran más lejanos.
Fuente: ElMundo, NationalGeographic
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