EL SÍNDROME DE DOWN AUMENTA LA PROBABILIDAD DE ALZHÉIMER

A mediados del siglo XX, el síndrome de Down era una condena a muerte temprana debido a que apenas a los 12 años, era la esperanza de vida en la década de los cuarenta, según la Fundación Iberoamericana Down21. Las cardiopatías diezmaban a este colectivo desde muy joven y no fue hasta el desarrollo de la cirugía cardíaca, entre otras cosas, que pudieron hacerse mayores. 
Hoy, su pirámide poblacional ha dado un vuelco: nacen muy pocos , pero alrededor de la mitad de todos los afectados (unos 35.000 en España) tiene entre 20 y 40 años. El aumento de la esperanza de vida en las personas con Down ha revelado otra piedra en el camino: una sentencia casi inevitable de alzhéimer precoz.



El Sant Pau ha sido pionero en montar, junto a la Fundació Catalana de Síndrome de Down una unidad específica de síndrome de Down y alzhéimer. El estudio hecho en colaboración con la Universidad de Cambridge y el apoyo de la Fundación La Caixa, analizó biomarcadores bioquímicos, de neuroimagen y cognitivos de los participantes y reveló que el alzhéimer empieza a dejar su huella 20 años antes de que manifieste sus síntomas. Como en la población general, pero en el caso del down, los tempos se precipitan. «El depósito de beta amiloide en líquido cefalorraquídeo y de neurofilamentos en plasma aparecen en la tercera década de vida», comenta Rafael Blesa, jefe de Neurología del Hospital Sant Pau. 

A partir de ahí, la enfermedad avanza en pocos años: a los 40, el amiloide ya aparece en el cerebro, según el estudio del Sant Pau."Al final de la cuarta década y principios de los 50 años, el metabolismo cerebral empieza a descender y empiezan a destruirse las neuronas", añade el neurólogo. A los 60 años, más del 90% de las personas con down tienen ya Alzhéimer. "La persistencia del Alzheimer sintomático aumentó con la edad en las personas con síndrome de Down, llegando al 90-100% en la séptima década de la vida".

El ensayo del Sant Pau abre nuevas oportunidades para abordar precozmente la enfermedad e incorporar a este colectivo en los ensayos clínicos con fármacos para frenar el deterioro cognitivo, señala el neurólogo. «A los 50 años, las personas con síndrome de down desarrollarán alzhéimer y este no puede ser un estigma. Es una enfermedad y hay que investigar para tratarlo», añade éste. Blesa insta a preparar el sistema sociosanitario para abordar este reto, puesto que la repercusión en las familias de un diagnóstico temprano de Alzhéimer será muy fuerte. Las personas con down se encontrarán con una enfermedad degenerativa cuando sus padres, que serían sus cuidadores, ya tienen edades avanzadas y, probablemente estén pasando sus propias dolencias vinculadas al envejecimiento. 

Comentarios