Antes de esta investigación, se sabía de la existencia de las oscilaciones neuronales. Eran “olas” de frecuencias que pasaban a través de las células cerebrales y facilitaban la creación de recuerdos. Este proceso y su utilidad ya se habían delimitado. Sin embargo, no se tenía claro qué genes estaban encargadas de su activación y mantenimiento en el cerebro para la creación de memorias. Los tejidos cerebrales dañados extirpados se llevaron al laboratorio y se analizaron. Debido a esto , se pudieron obtener los primeros datos cruzados de la acción de las oscilaciones neuronales y la habilidad cognitiva de los pacientes.
Ahora, estos 300 genes no actuaban de la misma forma o tenían la misma influencia en el cerebro para la fijación de memorias. Se identificó al menos una docena de “genes centrales” capaces de dar órdenes a los demás.
No se encontraban como tal en las células cerebrales sino en sus compañeras periféricas: las glías. Por lo general, estas se encargan de proteger a las primeras para que puedan transmitir información eficientemente.
Ahora, se ve que también es posible que algunas glías tengan un papel más activo en nuestros procesos neuronales. Todo porque son un puñado de genes que controlan nuestra formación de recuerdos y, por consiguiente, nuestra capacidad de aprendizaje.
También buscaron señales de dominancia entre los 12 genes centrales.Dicha estructura parece tener un rol dominante tanto ante los genes centrales individuales como con estructuras genéticas más complejas relacionadas con el cerebro, nuestras memorias y la capacidad de aprendizaje. Fuentes: TEKCRISPY,TENDENCIAS
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