PIEL DE UN SAPO AUSTRALIANO PARA LUCHAR CONTRA BACTERIAS

 El sapo australiano, científicamente llamado Uperoleia mjobergii, es una especie de anfibio endémico que procede de Australia, de la región de West Kimberley. 

Un equipo internacional donde han colaborado científicos del Laboratorio de Biología Molecular en Hamburgo junto al Technion-Instituto de Tecnología de Israel, han descubierto que la piel de este sapo secreta un péptido antibacteriano como parte de su sistema inmunitario al analizar su estructura molecular en 3D.

Este péptido llamado uperin 3.5, puede llegar a ser un arma mortal contra las bacterias. 

El trabajo ha sido publicado en la revista PNAS, donde permite así entender por primera vez el mecanismo de regulación del péptido antimicrobiano que se autoensambla en una estructura fibrosa única, que a través de un sofisticado mecanismo de adaptación estructural, puede cambiar su forma en presencia de bacterias para proteger al sapo de infecciones. Es como interruptor antibacteriano que se enciende y se apaga para proteger al anfibio. 

Según los científicos que han estudiado esto, esta sustancia se une en forma de fibrillas amiloides altamente estables, que son un sello distintivo de las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o el Parkinson. Estas fibrillas sirven como depósito de las moléculas atacantes potenciales que se pueden activar cuando hay moléculas presentes. 

Una vez que el péptido se encuentra con la membrana bacteriana, cambia su configuración molecular y se transforma en un arma mortal. Según la autora principal de este estudio e investigadora israelí, la bióloga Meytal Landau: "Este es un mecanismo de protección sofisticado del sapo, inducido por las propias bacterias atacantes."

Además de conocer esta arma antibacteriana del sapo, este hallazgo supone abrir una puerta muy importante para desarrollar fármacos que podrían combatir infecciones bacterianas. 

Los pépticos se encuentran en la naturaleza y, por tanto, podría ser efectivo como arma contra las bacterias y también contra las células cancerígenas. 

Los investigadores esperan que su hallazgo conduzca a aplicaciones médicas y tecnológicas incluido el desarrollo de péptidos antimicrobianos sintéticos que se activarían solo en presencia de bacterias. Estas sustancias también podrían servir como recubrimiento estable para dispositivos médicos o implantes, o incluso en equipos industriales que requieran condiciones estériles. 

Fuentes: La Vanguardia, Agencia Sinc 

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