LAS OLAS DE CALOR MARINAS PROVOCAN CAMBIOS EN LA GENÉTICA DE LOS PECES

 Las olas de calor marinas, cada vez más intensas, frecuentes y duraderas provocan cambios permanentes en la expresión génica de los peces, dando lugar a una respuesta inmune como forma de reaccionar ante los estímulos externos y su metabolismo. Según un nuevo estudio elaborado por el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona que han demostrado que si estos episodios de calor se producen durante las primeras etapas del desarrollo, pueden dejar marcas epigenéticas permanentes.

El trabajo, que el ICM-CSIC ha llevado a cabo en colaboración con el Instituto de Investigaciones Pesqueras de Qingdao, ha sido publicado en la revista 'Molecular Ecology' que ha desvelado que los cambios en la expresión génica debidos al aumento de la temperatura del agua tienen su origen en alteraciones en los niveles de metilación del ADN y pueden persistir a lo largo del tiempo.

Para dicho estudio, los investigadores simularon en su laboratorio una ola de calor, donde aumentaron 3,6°C la temperatura del agua de una serie de tanques en los que se encontraban varias lubinas (Dicentrarchus labrax) recién nacidas.

Estas condiciones fueron mantenidas durante los dos primeros meses de vida de los peces y luego las normalizaron, gracias a ello, el estudio revelo el hallazgo de una serie de cambios a nivel molecular en las lubinas que se mantenían tres años más tarde pese a que su aspecto externo era normal. Estos cambios se detectaron en tejidos con distinto origen embrionario, entre ellos el cerebro, que proviene del ectodermo; el músculo y los testículos, que provienen del mesodermo; y el hígado, que se forma a partir del endodermo, según ha detallado el investigador del ICM-CSIC, Francesc Piferrer, máximo responsable del trabajo y premio de investigación 2020 del Colegio de Biólogos de Cataluña.

Según el director del Grupo Biología de la Reproducción (GBR) del ICM, la afectación tuvo lugar de forma generalizada durante el desarrollo temprano de los peces, lo que implica que los cambios puedan ser permanentes. También añadió Dafni Anastasiadi; investigadora de The New Zealand Institute for Plant and Food Research, que dichos cambios en las lubinas podrían ser transmitidas a la descendencia.

Los investigadores han explicado que estas marcas inducidas por un cambio ambiental y comunes en tejidos de distinto origen embrionario son epigenéticas porque se superponen a la secuencia de ADN de las lubinas, es decir, se encuentran por encima de su información genética en lugares del genoma determinados y, si son comunes en todos los tejidos, se llaman metaestables.

Finalmente, según los biólogos marinos, con estos epialelos metaeestables, basta con tomar una muestra de ADN de un pez para saber si estuvo o no expuesto a una ola de calor o a condiciones ambientales anormales durante sus primeras etapas de vida.

Fuentes:  El Diario , Efeverde 

Comentarios