El Apolo 14 fue la tercera misión tripulada que aterrizó en nuestro satélite, a bordo iban los astronautas Alan Shepard, Stuart Roosa y Edgard Mitchell. Con ellos llevaban una estación científica para recoger muestras lunares, una Biblia en microfilm, el primer versículo del Génesis en dieciséis idiomas, un palo de golf, dos pelotas y quinientas semillas.
Esta misión es recordada en el imaginario colectivo gracias a la imagen del comandante Shepard jugando al golf en la luna. Quizás, lo que muchos desconocen es que mientras sus compañeros caminaban por la superficie lunar, Roosa orbitó la luna en treinta y cuatro ocasiones con el cargamento botánico.
Con tan singular experimento los científicos estadounidenses pretendían explorar la ingravidez en las semillas, así como analizar los posibles efectos nocivos de la radiación en las plantas.
La afición por las semillas le venía al piloto del módulo lunar desde tiempo atrás, cuando había sido 'saltador de humo', esto es, un bombero que se lanza en paracaídas en los incendios forestales para trabajar en la primera línea de defensa.
Para la misión del Apolo 14 se seleccionaron muestras de cinco árboles diferentes: secuoya (Sequoia semperirens), pino taeda (Pinus taeda), sicomoro americano (Platanus occidentalis), abeto Douglas (Pseudotsuga menziesii) y goma dulce estadounidense (Liquidambar styraciflua).
Tras el amerizaje las semillas entraron, al igual que el resto de la tripulación, en un periodo de cuarentena, para impedir que los potenciales patógenos lunares pudieran ocasionar daños biológicos irreparables en nuestro planeta.
Curiosamente, antes de terminar la cuarentena el recipiente que las contenía se fragmentó y todas las semillas se mezclaron entre sí. Finalmente, fueron plantadas y de ellas brotaron más de cuatrocientas plantas, que fueron donadas a escuelas, universidades y oficinas gubernamentales. A todos ellas se las conoce como 'árboles de la luna' (moon trees en inglés).
Esta misión es recordada en el imaginario colectivo gracias a la imagen del comandante Shepard jugando al golf en la luna. Quizás, lo que muchos desconocen es que mientras sus compañeros caminaban por la superficie lunar, Roosa orbitó la luna en treinta y cuatro ocasiones con el cargamento botánico.
Con tan singular experimento los científicos estadounidenses pretendían explorar la ingravidez en las semillas, así como analizar los posibles efectos nocivos de la radiación en las plantas.
La afición por las semillas le venía al piloto del módulo lunar desde tiempo atrás, cuando había sido 'saltador de humo', esto es, un bombero que se lanza en paracaídas en los incendios forestales para trabajar en la primera línea de defensa.
Para la misión del Apolo 14 se seleccionaron muestras de cinco árboles diferentes: secuoya (Sequoia semperirens), pino taeda (Pinus taeda), sicomoro americano (Platanus occidentalis), abeto Douglas (Pseudotsuga menziesii) y goma dulce estadounidense (Liquidambar styraciflua).
Tras el amerizaje las semillas entraron, al igual que el resto de la tripulación, en un periodo de cuarentena, para impedir que los potenciales patógenos lunares pudieran ocasionar daños biológicos irreparables en nuestro planeta.
Curiosamente, antes de terminar la cuarentena el recipiente que las contenía se fragmentó y todas las semillas se mezclaron entre sí. Finalmente, fueron plantadas y de ellas brotaron más de cuatrocientas plantas, que fueron donadas a escuelas, universidades y oficinas gubernamentales. A todos ellas se las conoce como 'árboles de la luna' (moon trees en inglés).
Fuentes: Europa Directo, ABC
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