"En esta tasa de incidencia se incluyen los pacientes que necesitan un segundo trasplante y que, como han estado expuestos a antígenos de su primer donante, tienen un mayor riesgo de padecer un rechazo humoral", así lo detalló el doctor Daniel Serón. Este rechazo afecta entre el 25 y 30 por ciento de los pacientes, siendo el rechazo humoral una de las primeras causas del injerto.
Sin embargo, una técnica basada en epítopos constituidos por un grupo de aminoácidos continuos en la secuencia de proteínas o conformaciones, podría suponer un gran avance en la prevención del rechazo humoral mediante la adecuación de un tratamiento de supresión personalizado para cada paciente.
"Este es un punto importante porque se ha visto que no solo predice si va a salir mal el trasplante, sino que te da una idea de cómo ajustar el tratamiento de inmunosupresión en función de la disparidad entre donante y receptor" recalcó el doctor Daniel Serón.
"Tracolimus sigue siendo la pieza fundamental para prevenir los rechazos de los pacientes trasplantados. La cuestión clave de cara a tracolimus es como podemos optimizar su uso, cómo podemos adecuar la cantidad de tracolimus que necesita un paciente de forma personalizada y esta técnica permite precisamente hacer ese abordaje", afirma Astellas.
Fuente: Acta Sanitaria
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