VACAS GENÉTICAMENTE DISEÑADAS PARA CONTAMINAR MENOS

 

Los "eructos" de las vacas mas que sus ventosidades suponen una fuente de gases efecto invernadero, en especial el metano contribuyendo así al calentamiento global. Aplicando una cría selectiva, en diez años se espera que estas emisiones de metano se hayan reducido en un veinte por ciento (unas tres o cinco generaciones).
En España, la ganadería supone el ocho coma cuatro por ciento del total de emisiones del país, algo menos que las que provienen de los hogares, comercios y oficinas juntos, según el inventario de emisiones del Ministerio para la Transición Ecológica. El consumo total de hoy en día de leche procedente de estas vacas de una familia equivale en emisiones a un trayecto en coche de Sevilla a Madrid.
Los ganaderos llevan años introduciendo mejoras en la alimentación de estas vacas para que su contaminación sea inferior, debido a un planeta con una población y demanda alimentaria crecientes. Pero las emisiones aun tienen un margen de mejora, un grupo de investigadores del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) han identificado que la clave esta en sus genes.
Según explica uno de los autores principales del estudio, el doctor Óscar González-Recio, del Departamento de Mejora Genética Animal del INIA que el reducir las emisiones supondrá un ahorro de costes para los ganaderos, y una menor utilización de recursos naturales para alimentar al ganado, y por tanto a la población mundial.
A demás el investigador dice que las vacas tienen un complejo sistema digestivo y la producción de metano para ellas supone una pérdida de energía. Ya que parte del alimento consumido por el animal se transforma en metano que no es aprovechable y se emite a la atmósfera.
Durante un año las emisiones de metano de 1.501 vacas en 14 granjas comerciales en cuatro regiones de España han sido estudiadas para superar el reto de que genes favorecen esta expulsión de metano y ver si interaccionan o afectan a la producción de leche o carne.
 El equipo, formado por la INIA, junto con el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario y ganaderos de Conafe, la Confederación de Asociaciones de Frisona Española, midió el metano que exhalaban las vacas con detectores infrarrojos instalados dentro del contenedor de alimentación del sistema de ordeño; el tiempo de rumia con collares, y la microbiota de su tracto digestivo con una sonda, además de analizar su ADN.
Descubrieron que la producción de metano está regulada por un gran número de genes y que la composición de la microbiota está parcialmente regulada por la genética, lo que influye en que algunas vacas produzcan más metano.
Y que es posible aplicar una selección genética que reduzca las emisiones y no merme los intereses económicos de los ganaderos, aunque hay que hacerlo con cuidado.
Fuentes: ABC , The World News

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