Los genes de la familia MYC desempeñan un importante papel en el crecimiento y metabolismo celular. Sin embargo, en humanos, la activación c-MYC también se asocia con el desarrollo de distintos tipos de cáncer, así como con un peor pronóstico de la enfermedad. A pesar de los numerosos esfuerzos de investigación, la estructura de la proteína de c-MYC dificulta la obtención de fármacos capaces de inhibir su función.
Para Butler y sus compañeros, la enzima Lon resulta una molécula prometedora en la lucha contra el cáncer. Por un lado, su administración reduce la progresión del tumor y, a la vez, incrementa la esperanza de vida.
Ahora, Daniel S. C. Butler, de la Universidad de Lund, en Suecia y sus colaboradores, proponen, en la revista Nature Biotechnology, el uso de un tipo de bacteria como estrategia para degradarla. En estos pacientes, la expresión de c-MYC disminuía de forma notable. Tras infectar células humanas epiteliales de riñón, los autores identificaron las bacterias Escherichia coli uropatógenas como las responsables de la reducción de c-MYC. Al parecer, los microorganismos secretarían una enzima, llamada Lon, que degradaría de forma específica la proteína oncogénica.
Pero, ¿qué implicaciones tienen estos resultados para el tratamiento contra el cáncer? A fin de responder
dicha cuestión, los investigadores administraron una forma sintética de Lon un grupo de ratones con cáncer de vejiga. No obstante, los tumores no llegaron a desaparecer y al cabo de unas semanas, algunos animales presentaban sangre en la orina. Los autores obtuvieron resultados parecidos en un modelo animal de cáncer de colon.
Para Butler y sus compañeros, la enzima Lon resulta una molécula prometedora en la lucha contra el cáncer. Por un lado, su administración reduce la progresión del tumor y, a la vez, incrementa la esperanza de vida.
Fuentes: Investigación Y Ciencia, Nature Biotechnology.
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