EFECTO DE LA MICROBIOTA SOBRE EL ÁCIDO GRASO NO ALCOHÓLICO

Una investigación, liderada por la Universidad de Oviedo con la participación del Instituto de Productos Lácteos (IPLA-CSIC) y King's College London (Reino Unido) revela cómo la presencia de bacterias en la microbiota revierte el deterioro cognitivo asociado a la enfermedad del hígado graso no alcohólico.

Su nombre es Akkermansia muciniphila y es uno de los millones de microorganismos presentes en la microbiota intestinal. Akkermansia se descubrió por primera vez en 2004 y puede ayudar a revertir el deterioro cognitivo asociado con los pacientes con NAFLD. La NAFLD es una enfermedad en desarrollo y existen pocas opciones de tratamiento hasta la fecha.

Este trabajo fue publicado recientemente en la revista Gut Microbes. Ha estudiado la relación entre la microbiota, el intestino y el cerebro. Un ensayo realizado concluyó que la adición de la toxina botulínica de Ackerman a la dieta puede reducir el deterioro cognitivo asociado con la enfermedad del hígado graso no alcohólico.

Jorge Arias Pérez, catedrático de psicología de la Universidad de Asturias y experto en psicobiología, enfatizó que la primera conclusión de este estudio es que esta bacteria es diferente a otras que pueblan nuestra flora intestinal.

Los beneficios de Akkermansia muciniphila para mejorar los síntomas asociados con diversas enfermedades metabólicas se han propuesto en estudios previos. Según psicobiólogos de la Universidad de Asturias, la novedad del trabajo liderado por la Universidad de Oviedo es que, a diferencia de lo que suele ocurrir, se ha comprobado que los efectos son beneficiosos con tan solo añadir esta bacteria no siendo necesaria la modificación de toda la microbiota.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores se apoyaron de la Psicobiología, una rama de la ciencia que estudia la relación del comportamiento con lo que sucede en el cerebro. Con este fin, realizaron experimentos en tres grupos de ratas con NAFLD.

A un grupo se le dio Akkermansia muciniphila, al otro Lactobacillus rhamnosus y al tercero se le dio un ambiente rico para fomentar el ejercicio social y físico. Según Arias, lo extraño de los resultados es que sólo aquellos sujetos que han sido tratados con Akkermansia muciniphila o aquellos que han sido provistos de un ambiente rico mejoran su deterioro cognitivo.

Arias Pérez ha añadido que los resultados afirman la relación entre la salud mental y la microbiota intestinal, teniendo más efecto en el metabolismo cerebral la bacteria que la práctica de ejercicio. Convirtiéndose este estudio en una puerta para el abordaje de la enfermedad del hígado graso no alcohólico y de otras enfermedades inflamatorias en humanos.

Natalia Arias, del King's College de Londres, destaca que los efectos que pueden tener el ejercicio y los cambios saludables en la dieta en la función cognitiva podrían permitir tener un alto grado de control sobre la salud de nuestro cerebro.

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