Pero, ¿qué es la herencia epigenética? Es aquella en la que median mecanismos epigenéticos como son la modificación de histonas, el ARN no codificante o la metilación del ADN. Se ha comprobado que factores ambientales, como el consumo de ciertas sustancias, la dieta o el estrés, pueden alterar los anteriores mecanismos, aunque se desconoce aún cómo intervienen alguno de dichos factores.
Recientemente, se han publicado dos estudios sobre su influencia, referidos a este tema:
El primero, se publicó en la revista Developmental Cell, el pasado 8 de marzo, y ha concluido que la dieta paterna produce cambios epigenéticos en las proteínas espermáticas que pueden afectar al desarrollo de la descendencia. En este estudio, investigadores de la Universidad McGill, han observado en ratones, que la falta de folato (tipo de vitamina B) en la dieta paterna produce algunos de los cambios en los espermatozoides e influyen en la salud de la descendencia.
La Dra Sara Kimmins, sugiere en esta investigación que la clave para comprender y prevenir ciertas enfermedades involucra cambios epigenéticos en las proteínas de los espermatozoides paternos y dice que el siguiente paso será determinar si los cambios heredables en las historias por la ausencia de folato, pueden ser revertidos. 
El segundo estudio, publicado en PNAS, ha demostrado que factores como la edad materna o el consumo del alcohol, pueden alterar la impronta genética de los ovocitos maternos ante la concepción. Este estudio se ha centrado en el gen nc886, uno de los que se transmiten de madres a hijos y es el único que presenta una impronta polimórfica en la población.
Para el estudio se tomaron datos del genoma de más de 1000 parejas de madres e hijos del sur del continente africano estudiando la influencia de factores ambientales maternos, como el consumo de alcohol o tabaco, durante el embarazo, sobre el gen nc886.
Estos estudios suponen un avance en el conocimiento de los factores ambientales que influyen en la herencia epigenética, y puede que en un futuro constituyan la base para poder establecer nuevas medidas de prevención de enfermedades, según el Dr. Jones.
Hay que destacar un estudio en el que algunos investigadores se han planteado si además de los factores genéticos que empiezan a definirse en relación con la gravedad del COVID-19, podrían también intervenir factores epigenéticos.
Después de haber realizado una serie de análisis de personas que habían resultado ser positivas en COVID-19 y no pertenecían a ningún grupo de riesgo, se compararon perfiles epigenéticos de personas que no mostraron síntomas, respecto a los que mostraron formas suaves en la enfermedad o que necesitaron hospitalización y respiración asistida. Los resultados han concluido que 44 posiciones de metilación del genoma se pueden asociar con la gravedad clínica del COVID-19.
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