LA RESISTENCIA A LOS ANTIBIÓTICOS PUEDE TRANSMITIRSE

Un estudio liderado por el IRTA demuestra la transmisión de resistencia a antibióticos de animales a personas tras encontrar el mismo plásmido de bacterias con resistencia a la colistina en un ganadero y en sus animales.

Los investigadores al detectar dicha resistencia a la colistina en el granjero, pudieron constatar que habían sido los animales los que se la habían pasado al hombre, ya que los terneros y los cerdos se habían tratado con dicho antibiótico y, en cambio, el granjero no. «Las bacterias son microorganismos que tienen dos tipos de material genético, el ADN cromosómico y plásmidos. Muchos genes de resistencia a los antibióticos se localizan en estos plásmidos. Cuando hay contacto entre dos bacterias, se pueden transmitir este "súper poder" resistente, intercambiándose los plásmidos unos con otros. Así es como el gen mcr-1 de resistencia a la colistina pasa de una bacteria a otra», explica Lourdes Migura, investigadora del programa de Sanidad animal del IRTA y líder del estudio.

Según los investigadores, el granjero podría haber adquirido la resistencia a la colistina mediante el contacto directo con ellos, sus excrementos o herramientas de trabajo contaminadas. «En este caso hablamos de transmisión horizontal de los genes de resistencia por intercambio de plásmidos. En este estudio vemos claramente que los animales pueden ser reservorios de estos genes y los pueden transmitir a los humanos, por eso es importante extremar las medidas higiénicas en las explotaciones ganaderas», constata Joaquim Viñes, investigador del Servicio Veterinario de Genética Molecular (SVGM) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
 
En 2015, la comunidad científica fue cuando descubrió el gen mcr-1en las bacterias, que era resistente a la colistina, un antibiótico de último recurso en la salud humana. El uso de los antibióticos en medicina ha podido provocar la aparición de bacterias resistentes de importancia crítica para la salud. 

Ese mismo año, se detectó por primera vez en España la cepa de la bacteria Escherichia coli gracias al Programa de Vigilancia de la resistencia a antimicrobianos en bacterias zoonóticas y comensales del Ministerio de Agricultura.

En las granjas, la colistina se utilizó regularmente hasta el 2016, para tratar infecciones como la diarrea post-destete, pero el hecho de encontrar bacterias resistentes a este antibiótico indica su sobre uso. En las personas actualmente sólo se utiliza en los hospitales como último recurso en casos graves. «Tener bacterias E. coli resistentes no es un peligro directo para las personas, pero hay que tener en cuenta que esta bacteria es oportunista. Esto significa que si una persona con esta bacteria resistente enferma gravemente por otra causa, la bacteria oportunista puede aprovechar la bajada de defensas del cuerpo para hacer también su infección y desencadenaría un caso de paciente muy difícil de tratar», advierte Migura. Además, añade que «si esta persona hubiera que ingresar a un hospital, también habría el riesgo de que propagara la bacteria o su plásmido a otras personas».

Fuentes: Agronews Castilla y León, Diari Més Digital

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