MUTACIONES GENÉTICAS NO HEREDADAS PROVOCAN ESPINA BÍFIDA

Un nuevo ensayo experimental dirigido por científicos del University College London (UCL) halló que las mutaciones genéticas que acontecen naturalmente en el desarrollo embrionario temprano pueden causar defectos de nacimiento graves en la espina bífida.

En este estudio, publicado en Nature Communications, se explica por primera vez que una "mutación en mosaico", que no es heredada de los progenitores y ocurre aleatoriamente durante la división celular del embrión en desarrollo, ocasiona la espina bífida.

Los científicos del Instituto de Salud Infantil de Great Ormond Street en el University College London descubrieron que para producirse espina bífida es suficiente que una mutación en el gen Vangl2 se encuentre en el 16% de las células de la médula espinal mientras los embriones están en desarrollo.

Según los investigadores, estos descubrimientos ayudan a comprender la manera en la que afectan las mutaciones en mosaico, así como las causas por las que alteran las funciones celulares conllevando a defectos de nacimiento.

La espina bífida es un defecto congénito que daña el cerebro o la médula espinal. Este tipo de defectos suele suceder en el primer mes de embarazo, generalmente antes de que la mujer sepa que está embarazada. Cuando una persona con esta enfermedad está en el útero, parte de la médula espinal sigue expuesta y, por lo tanto, sufre daño nervioso.

Los últimos avances han permitido a cirujanos de diferentes partes del mundo llevar a cabo operaciones en fetos en el útero para paliar las consecuencias neurológicas de sus afecciones.

La ingesta de ácido fólico previamente y durante el primer trimestre del embarazo puede prevenir ciertos defectos del tubo neural, aunque estas condiciones siguen perjudicando aproximadamente a uno de cada mil embarazos en todo el mundo.

Los científicos han declarado que aunque pueden estar implicados factores ambientales, aún no comprenden plenamente por qué ocurren las mutaciones en mosaico y aún no se puede establecer una conexión con la ingesta (o no ingesta) de ácido fólico en la etapa del embarazo. No obstante, también exponen que el ácido fólico colabora en la producción de ADN por las células embrionarias e incitan a todas las mujeres embarazadas a comenzar a agregar ácido fólico a su dieta antes de quedar embarazadas.

Gabriel Galea, investigador del Instituto de Salud Infantil UCL Great Ormond Street, comentó sobre las posibles causas: "Se sabe que algunos factores ambientales aumentan el riesgo de estas enfermedades y muy pocas personas afectadas consiguen una respuesta significativa al diagnóstico genético".

"El descubrimiento de que las mutaciones en mosaico, que causan la espina bífida, pueden no heredarse de ninguno de los padres y no están necesariamente presentes en la sangre o la saliva que se usan comúnmente para las pruebas genéticas, puede explicar por qué", agregó.

Durante el desarrollo, todas las células sufren mutaciones genéticas. Para que un cigoto pueda convertirse en un feto, cada una de nuestras células ha de replicarse y dividirse para aumentar en número y crecer. Cada vez que una célula se divide, se debe copiar su ADN, pero pueden ocurrir errores que pueden cambiar la secuencia de ADN en la célula hija.

Las mutaciones se corresponden con estos errores de codificación del ADN y son heredados por todas las células derivadas de esa célula. Si estas mutaciones ocurren en células germinales se transmiten de padres a hijos, aunque muchas de ellas no acontecen en células germinales, sino que ocurren en células que originan tipos específicos de tejidos, denominadas mutaciones en mosaico.

Diversas mutaciones genéticas han sido localizadas en personas con espina bífida, sin saber íntegramente si en todos los casos podrían causar espina bífida.

Los investigadores estimularon una mutación determinada, capaz de inactivar un solo gen, Vangl2, en embriones de ratón, siendo este gen parte de una vía de señalización celular que manifiesta la dirección en la que se encuentran las células en el interior de un tejido.

Algunas mutaciones en esta vía se han encontrado en personas con defectos del tubo neural. Hace poco EEUU y China han realizado informes en los que se ven mutaciones en mosaico en la vía Vangl2 en el 15% de los fetos humanos que tienen espina bífida. Las células han de relacionarse con sus cercanas para transmitir información direccional y así puedan las vías de señalización celular funcionar correctamente.

Esta mutación fue inducida por los expertos del estudio en una reducida parte de células que componen el desarrollo de la médula espinal del ratón. Tras experimentar con varios ratones, los científicos calcularon el porcentaje de células de la médula espinal con esta mutación en las células que cubrieron adecuadamente la médula espinal desarrollada, en lugar de las células con espina bífida.

Como he indicado anteriormente, se halló que la espina bífida puede ser ocasionada tan solo estando el gen Vangl2 mutado en no más del 16% de las células de la médula espinal en proceso de desarrollo.

Estos expertos exponen que los resultados indican que la señalización celular es muy susceptible a mutaciones en mosaico no hereditarias. Con el fin de favorecer el desarrollo de la médula espinal, cada célula mutante interrumpe el funcionamiento habitual de sus células más próximas. Cada célula tiene unas seis células adyacentes, lo que amplía en gran medida el papel que a cada célula mutante le corresponde.

Tras explicar los resultados del estudio, el doctor Galea declaró: "Descubrimos que el requisito de que las células se hablen entre sí las hace extremadamente vulnerables a las mutaciones en la vía de señalización por la que actúa Vangl2. Ahora, debemos comprender si esta vulnerabilidad se propagará a otros genes que podría ocasionar espina bífida. Para detectar estas mutaciones en mosaico en la vida, será necesario un avance tecnológico y un análisis cuidadoso del tejido extirpado durante la cirugía".

Fuentes: InfosalusCon Salud

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