Durante el 2015, la comunidad científica descubrió un nuevo gen en las bacterias, llamado mcr-1 y distribuido alrededor del mundo, que tenía resistencia a la colistina, un antibiótico de último recurso en la salud humana, este estudio fue confirmado por el IRTA con la participación de la UAB, después de encontrar ese mismo plásmido en bacterias de un granjero y también en su ganado.
Las muestras fueron tomadas en 2017, un año después de que se recomendara a reducir el uso de la colistina en las granjas.
La secuenciación y los análisis de las muestras, revelan que los terneros, los cerdos y el granjero tenían bacterias E. coli con el mismo gen de resistencia. Los expertos apuntan que la transmisión del gen de resistencia fue de los animales a las personas ya que los animales de la granja se habían tratado con colistina, y el granjero no se había tratado con el fármaco."Las bacterias son microorganismos que tienen dos tipos de material genético, el ADN cromosómico y plásmidos. Muchos genes de resistencia se localizan en estos plásmidos. Cuando hay contacto entre dos bacterias, se pueden transmitir este 'super poder' resistente, intercambiándose los plásmidos unos con otros. Así es como el gen mcr-1 de resistencia a la colistina pasa de una bacteria a otra", explica Lourdes Migura, investigadora del IRTA y líder del estudio.
Según lo que dicen los expertos el granjero podría haber adquirido la resistencia a la colistina de las bacterias de los animales debido a el contacto directo con ellos, con sus excrementos o herramientas de trabajo contaminadas.En un futuro la colistina podría dejar de ser útil para tratar infecciones graves.
Fuentes: Agronews Castilla y León, Animal´s Health
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