UN SISTEMA INMUNE DÉBIL FAVORECE AL SARS-COV-2 PARA MUTAR

La rápida aparición de la nueva variante de este coronavirus ha alarmado al personal científico de todo el mundo por la posibilidad de que sea más contagiosa o incluso, más mortal. Esto trae de cabeza a los investigadores que las personas con su sistema inmune más débil infectadas por el SARS-CoV-2 pueden tener durante más tiempo el virus en su organismo lo que le permitiría desarrollar mutaciones de resistencias; si la respuesta inmunitaria es más débil en la persona inmunosuprimida, la presión para mutar debería ser menor. Pero no se puede asegurar nada.
Esta hipótesis sugiere que es posible que el coronavirus, como todos los virus, al necesitar un hospedador para sobrevivir, mute para perfeccionar su capacidad de infectar, pero así pierda letalidad aunque es más que probable que haya habido otras mutaciones que no se hayan detectado. Reino Unido tiene un Sistema de Vigilancia que hace que hayan identificado esta variante tan rápido. Cada vez que el coronavirus se multiplica dentro de una célula humana, un complejo de proteínas actúa sacando copias y más copias del ARN, su material genético. 

De vez en cuando estos complejos de proteínas, cometen errores y cambian ligeramente la información genética: son las llamadas mutaciones. Estas mutaciones suelen ser inocuas, pero a veces producen cambios que afectan a la capacidad del virus para replicarse o contagiar. El Dr. López Hoyos, jefe de servicio de inmunología en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, explica que en el caso del SARS-CoV-2 saben que sufre dos mutaciones cada mes y, por eso, los científicos hablan de variantes, que son poblaciones de virus que arrastran ciertas mutaciones.

Una de esas variantes, 20A.EU1, se originó en España en dos brotes de Aragón y Cataluña, que tuvieron lugar en junio, y en el mes de julio y agosto, la variante ya se había extendido por varios países europeos y hasta hace poco era la más prevalente de Europa y de España. En el mes de octubre la variante 20A.EU1 constituía el 90% de las secuencias en Reino Unido, el 80% de las españolas, el 60% de las de Irlanda y entre el 30 y el 40% de las de Suiza y Holanda. Sin embargo, la ‘variante inglesa’ ya es la más prevalente en Reino Unido, y ha llegado a 14 países del continente y otros 10 del resto del mundo, entre ellos España, según un informe del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC). Los investigadores quieren determinar si el hecho de tener un sistema inmune más debilitado dificulta deshacerse de la infección con el SARS-CoV-2 y por tanto puede favorecer las mutaciones.

Por otro lado, el caso de una paciente con cáncer que estaba en tratamiento que, 101 días después de su diagnóstico de covid-19, a pesar de recibir remdesivir y dos sesiones de plasma convaleciente -procedente de pacientes que contenían anticuerpos contra el virus-, falleció. Cuando se estudió las secuencias del genoma del coronavirus que infectó al paciente, descubrió que el SARS-CoV-2 había adquirido varias mutaciones que podrían haberle permitido eludir los anticuerpos. Este estudio se ha convertido en una pieza crucial del rompecabezas para los investigadores que intentan comprender la importancia de B.1.1.7, la nueva variante del SARS-CoV-2 que se encontró por primera vez en el Reino Unido. Esta cepa contiene una de las mutaciones que se encontró con la paciente, y los investigadores creen que B.1.1.7 también puede haberse originado en un paciente inmunodeprimido que tenía una infección de larga duración.

La nueva variante ha llamado la atención sobre el papel potencial en la covid-19 de las personas con sistemas inmunológicos debilitados. Se trata de pacientes con errores innatos o adquiridos en el funcionamiento del sistema inmunitario o inmunodeficiencias, y aquellos que, debido a diversos tratamientos inmunomoduladores o inmunosupresores, ven comprometida la función de los órganos, tejidos y células que comprenden el sistema inmune. Incluye pacientes con cáncer activo, trasplantados, pacientes con enfermedades autoinmunes o en tratamiento con inmunosupresores y otras patologías crónicas. Cada paciente tiene un grado de inmunosupresión diferente.

Estas variantes podrían brindar al virus la oportunidad de desarrollar linajes que se propagan más rápido, ser más patógenos o eludir las vacunas. Por lo tanto, no solo serían peligrosas para los pacientes, sino que podrían tener el potencial de alterar el curso de la pandemia. Todavía no se ha demostrado que en las personas inmunosuprimidas se prolongue la infección durante más tiempo. Hay que demostrarlo, y también que el SARS-Cov-2 muta con mayor facilidad. Pero si lo hiciera, a estos pacientes, si se infectan de covid-19, habría que manejarlos con especial cuidado.

B.1.1.7 atrajo la atención de los científicos porque estaba relacionada con un brote en el condado de Kent en Inglaterra que estaba creciendo más rápido de lo habitual. Las secuencias mostraron que el virus había acumulado una gran cantidad de mutaciones que juntas causaron cambios de 17 aminoácidos en las proteínas del virus, ocho de ellos en la proteína de pico crucial. Entre ellos se encuentran al menos tres particularmente preocupantes: 69-70, N501Y y P681H. Hasta ahora, el SARS-CoV-2 adquiere solo una o dos mutaciones al mes. Y B.1.1.7 ha vuelto a este ritmo ahora, lo que sugiere que no muta más rápido que otros linajes. Es por eso por lo que los científicos creen que pudo haber pasado por un largo período de evolución en un paciente con infección crónica que luego transmitió el virus al final de la infección. «Sabemos que esto es raro, pero puede suceder», dice Maria Van Kerkhove, epidemióloga de la Organización Mundial de la Salud.

Lo cierto es que las personas con un sistema inmunológico debilitado pueden darle al virus esta oportunidad. Un artículo describía a un paciente inmunodeprimido en Boston infectado con SARS-CoV-2 durante 154 días antes de morir. Los investigadores encontraron varias mutaciones, incluida la N501Y. En los pacientes que están infectados durante unos días y luego eliminan el virus, no hay tiempo suficiente para que ocurra esto, afirmaba el artículo, pero cuando a estos pacientes se les administran tratamientos con anticuerpos para covid-19, al final de la evolución de la enfermedad, es posible que ya existan tantas variantes que una de ellas sea resistente. Pero, ¿significa esto que las vacunas dejarán de ser eficaces? Bien pues, aunque se ha demostrado que algunas mutaciones permiten que el virus evite algunos anticuerpos monoclonales, las vacunas y las infecciones naturales parecen conducir a una amplia respuesta inmune, policlonal, que se dirige a muchas áreas del virus.

Científicamente, es muy probable que la respuesta inmune de esta vacuna también pueda hacer frente al nuevo virus. Es posible que la efectividad será menor en estos pacientes. En cualquier caso, ya sea con las nuevas vacunas de ARN, como la de Pfizer o Moderna, o las más tradicionales, hay que vacunarse.

Una vez que se empiece a vacunar, y se incluyan a estos pacientes, se deben llevar a cabo estudios para ver los efectos en poblaciones concreto. Así sabremos qué pacientes inmunodeprimidos responden mejor a la vacunación.

Fuentes: ABC, BBC

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