BACTERIAS QUE CONVIERTEN CO₂ EN CARBOHIDRATOS

Investigadores de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) han diseñado una bacteria Escherichia coli para capturar el dióxido de carbono para convertirlo en ácido fórmico. Esto plantea la posibilidad de convertir el CO₂ atmosférico en productos químicos básicos. Esto es un descubrimiento par reducir los desechos y transformar el dióxido en combustible, productos químicos básicos o más cosas que se irán descubriendo. 

Normalmente una enzima de este tipo cataliza la reacción inversa: la producción de dióxido de carbono a partir del ácido fórmico. Para invertir la reacción normal en E.coli, los investigadores consiguieron que las bacterias cambiaran el molibdeno por el tungsteno, cultivando las bacteria en un exceso de este último. "Esto es bastante fácil de hacer, ya que la bacteria no puede distinguir la diferencia entre estos dos elementos" apuntaba Frank Sargent, principal investigador.

Los investigadores utilizaron un biorreactor especial lleno de H2 y CO2 para poner los gases a disposición de los microbios con éxito, de esta forma las bacterias podían generar ácido fórmico a partir del dióxido de carbono. Para convertirse en los carbohidratos de los que depende la vida pudo intervenir una enzima similar a la hallada en esta bacteria, responsable de hidrogenar el dióxido de carbono y convertirlo en un ácido orgánico.

Esto no es una solución definitiva, pero sí es una alternativa en el catálogo de soluciones para combatir el cambio climático, la idea que ofrece la biología junto con la microbiología a solucionar el cambio climático es mucho más ecológica y más útil que otro tipo de ideas.

El propósito definitivo del proyecto es capturar el dióxido de carbono desperdiciado usando un gas hidrógeno renovable a partir de biohidrógeno, así como electrólisis impulsada por electricidad renovada, y convertirlo en ácido fórmico. Esto podría contribuir para la economía produciendo combustibles, plástico o otros productos a partir de la extracción de dióxido de carbono de la atmósfera.

Sargent, el investigador principal de esta investigación, dijo que desarrolló esta idea inspirado en escritos sobre el surgimiento de la vida en el planeta Tierra, se fijó en todo tipo de libros y artículos que hablan sobre este tema. Esto es debido a que cuando se originó la vida, no había oxígeno en la atmósfera, pero había altos niveles de dióxido de carbono, y de todas formas la vida evolucionó.

Sin embargo, esta bacteria por muy buena y útil que parezca, es en realidad una toxina muy potente que cuando está en el interior del ser humano causa un daño en el revestimiento del intestino delgado, provocando diarreas con sangre. La infección de esta bacteria se obtiene ingiriendo en algún alimento alguna cepa de esta bacteria.

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