EN BUSCA DE LAS ENZIMAS MEDIOAMBIENTALES

A finales del siglo XIX se introdujo el nombre de enzima, y se demostró su actividad en el laboratorio.

Las enzimas contribuyen a la economía circular y a minimizar el cambio climático.

Las evidencias científicas consideran que el porcentaje de productos de consumo producidos con enzimas es bajo, dado que estas macromoléculas pueden mejorar sus características y propiedades y hacer los procesos de fabricación más eficientes y sostenibles.

Entre las ventajas que aportan las enzimas se incluyen las siguientes: producción de una menor huella energética; reducción del consumo de agua y energía; reducción del consumo y vertido de productos químicos y residuos; aumento de la seguridad de las condiciones de proceso, y uso de materias primas renovables.

Estas ventajas pueden minimizar el impacto del cambio climático. Al mismo tiempo, también pueden ayudar a mejorar la competitividad de la industria y crear nuevos puestos de trabajo y oportunidades de mercado.

Si alguien pretende utilizar enzimas conocidas, la mayoría de los esfuerzos por mejorarlas se quedan cortos a la hora de abordar las necesidades industriales deseadas en términos de actividad, estabilidad y coste. Esto también ocurre cuando se aplican las tecnologías actuales a nuevas enzimas

Hay dos líneas en las que investigar:

Por un lado, hay que aprovechar la biodiversidad de nuestro planeta, que es una fuente inestimable de nuevas enzimas. Recordemos que está habitado por miles de millones de microorganismos, cada uno de los cuales contiene enzimas, y hemos de ser capaces de identificar cuáles pueden sernos de utilidad. Estudiarlas y analizar cómo se han adaptado a condiciones muy diferentes permitirá identificar aquellas más prometedoras para su uso en productos de consumo y en su procesamiento.

Por otro lado, se han de diseñar nuevas metodologías y tecnologías que nos permitan mejorar las prestaciones de las enzimas seleccionadas.

La Unión Europea está financiando una serie de proyectos para desarrollar soluciones innovadoras con las que descubrir, diseñar, optimizar y formular enzimas para la obtención de productos de consumo diario más respetuosos con el medio ambiente.

Diseñar nuevos detergentes o mejorar los actuales incorporando nuevas enzimas es una línea prioritaria en la que trabajamos. Con ello se pretende reducir el consumo y la contaminación del agua y el consumo de electricidad hasta un 30 % mejorando la eficacia del lavado a baja temperatura.

Por ejemplo, la producción de la ropa que vestimos a diario supone la emisión de sustancias químicas que equivalen a las emisiones de un coche conduciendo casi 100 km. También supone el consumo de hasta 15.000 litros de agua, y un gasto energético equivalente a medio año de un hogar. Esperamos usar soluciones enzimáticas para el bioprocesamiento de textiles, para reducir las emisiones tóxicas hasta en un 75 %, y el consumo de energía, agua y productos químicos en un 40-70 %.

En resumen, el objetivo del proyecto FuturEnzyme es incorporar nuevas enzimas en la producción de textiles, detergentes y cosméticos para disminuir su huella energética y el consumo de agua, entre otras ventajas.

Así contribuimos a cuidar nuestro planeta a la vez que mejoramos aspectos de nuestra vida cotidiana.

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