La saliva es un líquido insípido, inodoro, incoloro y ligeramente espumoso que originan las glándulas salivales. Estas glándulas están repartidas por todas las partes de la boca.
La saliva, por tanto, está constituida por un 99% de agua, mientras que el 1% restante son sustancias orgánicas, compuestas por glucoproteínas, inmunoglobulinas, proteínas y enzimas, e inorgánicas, formadas por bicarbonato y los fosfatos.
Hay 3 pares de glándulas salivales mayores, donde se origina la saliva: las sublinguales, son las más pequeñas y producen el 2% de la saliva, las submaxilares, las cuáles se sitúan debajo de la lengua y producen el 70% de la saliva y las paróditas, son las más grandes y se localizan en los lados de la boca, detrás de las mejillas que producen el 28% de la saliva.
También debemos tener en cuenta las glándulas menores situadas en lengua, paladar y labios.
En caso de que alguna de las glándulas no funcione correctamente, puede dar lugar a un problema de xerostomía, provocándose así una sensación de sequedad oral que puede propiciar a la aparición de caries, enfermedades en las encías, halitosis o mal aliento, entre otras.
La saliva tiene una función vital en la integridad de los tejidos orales. Algunas de las más importantes son las siguientes: participa en la limpieza de la cavidad oral, amortigua los efectos dañinos de ácidos y bases fuertes, proporciona iones para la remineralización de los dientes, tiene poder antibacteriano, antivirus y antimicótico. Además, la saliva participa en la masticación y deglución, así como en el habla.
Según una investigación, en la que han intervenido un grupo de científicos de la Universidad de Chile, profundizaron el hecho mistificador de que las heridas en la boca sanan más rápido y más eficientemente que las heridas en otros lugares. En su estudio hallaron que el péptido salivar histatina 1, también llamado péptido de defensa del huésped (HDP), es parte de la respuesta inmune innata que se encuentra entre todas las clases de vida. Además, descubrieron que los efectos de esta histatina sobre la angiogénesis, son fundamentales para la eficacia de la cicatrización de heridas.
El estudio publicado en FASEB Journal incluyó experimentos a tres niveles. El primero con células formadoras de vasos sanguíneos en cultivo, la segunda con embriones de pollo como modelos animales y, la última con muestras de saliva obtenidas de donantes sanos. Gracias a estos experimentos, se encontró que la histatina 1, además de aumentar la producción de vasos sanguíneos, ayuda a la adhesión celular y a la migración, lo que da lugar a procesos de curación más eficaces.
Uno de los aspectos que más resaltan de todo el trabajo es que ahora se conoce mejor cómo se puede ayudar a desencadenar ese proceso y así crear productos para ayudar a la cicatrización, algo que sería vital para clínicas y hospitales.
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