LA FUNCIÓN DE LOS CARBOHIDRATOS EN LA EVOLUCIÓN DEL CEREBRO

Un estudio reciente suscita que el incremento de la ingesta de almidón en nuestros ancestros proporcionó más energía al cerebro, lo que conllevó al aumento de su tamaño.

Siempre se ha pensado que los neandertales tenían una dieta carnívora, pero los nuevos estudios han determinado que aunque la mayor parte de su ingesta era de carne, también comían en grandes cantidades tubérculos, bayas y frutos secos, alimentos ricos en almidón. Esto supuso un cambio en la microbiota oral, lo que ha llevado a los investigadores a saber cuál era realmente su alimentación.

Los científicos relacionan la inclusión del almidón en la dieta de nuestros antepasados con el crecimiento del cerebro. Lo que llevó a la mejora de herramientas y a la cooperación. Se cree que con esta modificación, tenían una dieta mejor, con un mayor aporte energético, pero aún no sabían a qué se debía. Se preguntaban cómo era posible que solo ingiriendo carne pudiesen tener tal aporte de energía.

Esta observación les llevó a formular una hipótesis, para comprobarla tuvieron que analizar bacterias orales adheridas a los dientes de neandertales, y compararlas con otras bacterias encontradas en fósiles de chimpancés, gorilas y monos aulladores. Encontraron unas bacterias muy similares, bacterias del género Streptococcus, estas cuentan con la capacidad de unirse a la amilasa, que es la enzima que ayuda a digerir los carbohidratos.

Comparando los restos humanos con los de chimpancés vieron que los primeros sí que contenían esa bacteria, mientras que los otros no, lo que les llevó a pensar que los neandertales ya habían incorporado el almidón a su dieta.

Esta hipótesis da a entender que la ingesta de almidón tuvo una gran influencia en el crecimiento del tamaño del cerebro de nuestros antepasados, ya que únicamente ingiriendo carne no tendrían el aporte de energía necesario.

Fuentes: National Geographic, El País

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