NUEVAS ESPECIES A PARTIR DE LA LAVA DEL VOLCÁN DE LA PALMA

La colada de lava del volcán de Cumbre Vieja ha llegado al mar, lo que ha producido un fuerte impacto en la biodiversidad marina local.

La mayoría de peces que cuenten con una alta capacidad de movimiento habrán podido huir de la zona. El problema está para las comunidades bentónicas, es decir,  todos los organismos que viven en el fondo marino, las estrellas de mar, los erizos, algas, estas especies quedaran sepultadas bajo el material volcánico cuando la lava se solidifique. El río de lava lo que produce es un choque térmico y la acidificación del medio que hará desaparecer las especies calcáreas como las esponjas.

Pero en el mar la tasa de renovación de comunidades es mayor que en ecosistemas terrestres, ya que existe una mayor conexión entre sus comunidades. Aun así no todas las especies se recuperarán al mismo tiempo. Pongamos el ejemplo de la erupción que sucedió en el Hierro, la especie de pez llamado vieja colorada se restableció relativamente pronto, sin embargo el mero es una especie de maduración y crecimiento lento. 

El mismo volcán submarino Tagoro, que en un primer momento aniquiló toda la flora y la fauna, también suministró posteriormente una gran cantidad de nutrientes y de hierro y fertilizaron el ecosistema marino.

Las coladas de lava en el mar elevan las concentraciones de minerales y nutrientes en el océano como hierro, silicatos los cuales son fundamentales para el desarrollo del fitoplancton.

Una vez enfriada la lava, habrá una recolonización del medio por bacterias, diatomeas, etc. Se creará un nuevo entorno dónde podrán asentarse invertebrados sésiles junto a algas rojas, verdes y pardas. 

Una vez que se produzca la floración de algas, estas actuarán como un manto en la superficie del mar, que bloqueará el paso de la luz solar y habrá una disminución de oxígeno en el océano. 

Esta fuerte respuesta biológica no solo depende de la propia lava, sino también de una fuente exógena de nitrato, que se cree que procede de la lava que entra en el océano profundo, creando penachos (masas de aire sobresaturado de vapor de agua y que contienen a menudo contaminantes sólidos, líquidos o gaseosos) que llevan hasta la superficie el agua profunda, rica en nitrato.

Fuente: Ambientum