A pesar de que actualmente solemos ver las gárgaras como algo anticuado, gracias a las propiedades cicatrizantes, desinfectantes y bactericidas de la sal, hacer gárgaras realmente nos ofrece numerosos beneficios para nuestra salud bucodental, por lo que no estaría de más volver a coger el hábito de nuestros padres y abuelos.
Ya sabemos que tras la extracción de una pieza, el remedio más recomendado por los dentistas siempre es un enjuague bucal de agua y sal. Esto es debido a que reduce la placa bacteriana, ya que la sal debilita los ácidos que atacan el esmalte.
Otro problema que podría ser solucionado gracias a las gárgaras es el dolor de garganta causado por la inflamación de las amígdalas. Esto nos puede acarrear fiebre, dolores e incluso dificultades al tragar, por lo tanto, es importante buscar al menos algún remedio para aliviar los síntomas. La sal destruye las bacterias y extrae la mucosidad del tejido inflamado, por lo que reduce la inflamación, el dolor y el ardor.
Por otro lado, las aftas bucales son una gran molestia que sufrimos en ocasiones y muchos de nosotros, prácticamente en el día a día. A pesar de no ser peligrosas para la salud, su presencia en nuestra boca nos produce dolor e incomodidad al masticar o al rozar con los dientes. Por ello, una disolución de agua tibia con sal nos ayudará a limitar el dolor y acelerará la recuperación, gracias a sus propiedades desinfectantes.
Por último, por muy sorprendente que nos parezca, las gárgaras de agua y sal han demostrado ser también muy útiles para limitar los síntomas de la alergia. Cuando tenemos alergia, esta suele venir acompañada de carraspera e irritación de garganta, la cual podemos disminuir con las gárgaras.
En definitiva, a pesar de ser un simple remedio casero, las gárgaras han demostrado, durante muchos años, hacernos la vida más llevadera. No son un remedio infalible, pero en ocasiones nos pueden ayudar a tratar dolores o molestias que dificultan nuestra vida cotidiana.
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