LA PROTEÍNA QUE IDENTIFICA SI UN RECUERDO PUEDE SER BORRADO

Los investigadores han descubierto una proteína que es capaz de identificar si las emociones y los recuerdos de las personas pueden cambiarse o incluso olvidarse. Esta proteína funciona como un biomarcador, y la presencia o ausencia del elemento podría indicar la posibilidad de modificarlos. Esto podría utilizarse para ayudar a personas que sufren trastorno de estrés postraumático (TEPT) haciendo que olviden la emoción asociada a dicha situación que la provoca. 

Existen varios tipos de recuerdos a largo plazo: la memoria basada en hechos (gracias a la cual se recuerdan nombres, lugares y eventos) y la memoria instintiva (con la que podemos recordar emociones o habilidades). Esta última se puede modificar, creen los científicos, con el fin de ayudar a estas personas y hacer que olviden dichas emociones perjudiciales.

Los científicos de la Universidad de Cambridge descubrieron que la proteína Shank actúa como soporte para los receptores que determinan cómo de fuerte es la conexión entre varias neuronas y, como resultado, puede determinar si los recuerdos se pueden modificar usando el betabloqueador propranolol. Si la proteína se puede degradar con una medicación, los recuerdos se vuelven modificables; en caso contrario, los recuerdos no serán degradables.

Este estudio se ha probado en ratones, pero dados los exitosos resultados, los científicos creen que con el tiempo los descubrimientos podrán aplicarse a las personas. Sin embargo, los resultados han sido a veces difíciles de reproducir, lo que ha llevado a dudar de si los recuerdos eran modificables en absoluto.

Un experimento realizado en 2004 consistió en entrenar a ratas para asociar el sonido de un clicker con el miedo, dándoles una leve descarga eléctrica cada de que pulsaban el clicker para que lo asociaran con el miedo. Lo que hacían era pulsar el clicker para provocar este miedo e inmediatamente después se les administraba propanol. Los científicos no detectaron amnesia en las ratas, a diferencia de los experimentos anteriores, pero utilizaron la presencia de la proteína Shank para determinar si se habían vuelto inestables, cosa que no se volvieron. Como resultado, si esta proteína se degrada, los recuerdos se vuelven modificables. Sin embargo, si esta proteína está presente, esto demuestra que los recuerdos no eran degradables, lo que explica por qué el propranolol no siempre produce amnesia.

Estos son mecanismos muy complejos, y debemos tener en cuenta que esto es trabajo con animales; los cerebros de los humanos son similares, pero mucho más complejos”, dijo la Dra. Amy Milton, investigadora principal del experimento.

Estos descubrimientos también suponen un paso adelante en la compresión de la memoria. Hasta ahora no se sabe mucho sobre el funcionamiento de la memoria orgánica y padecimientos como el Alzheimer y la demencia siguen sin tener cura debido a la complejidad del cerebro humano y a los retos que supone interpretar sus maquinaciones.

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