Nuestra edad no está solo marcada por la edad cronológica, aquella que se mide en años desde el día que nacemos. Existe también la edad biológica, que puede conocerse con un sofisticado análisis que revela cómo está la salud de nuestro organismo. La edad biológica comienza a separarse de la edad cronológica cuando iniciamos nuestro camino por la vida, en mayor o menor medida en función de factores decisivos como la herencia genética. Otros factores externos como el estilo de vida, la alimentación o la calidad del sueño influyen en el desarrollo de nuestras células.
La longitud de los telómeros se considera un "biomarcador de envejecimiento" clave a nivel molecular, aunque no es el único, y en años recientes ha atraído la atención de numerosas investigaciones. A medida que nuestras células se dividen para multiplicarse y para regenerar los tejidos y órganos de nuestro cuerpo se va reduciendo la longitud de los telómeros, y por eso con el paso del tiempo se hacen más cortos. Cuando finalmente los telómeros se quedan tan pequeños que ya no pueden proteger el ADN, las células dejan de reproducirse y alcanzan un estado de vejez.
La telomerasa es una proteína cuyo objetivo es mantener la longitud de los telómeros de por vida y ayuda a evitar que los telómeros se achiquen con la división celular, lo que contribuye a mantener la juventud biológica de las células. Sin embargo, solo actúa durante el desarrollo embrionario, es decir, tras nuestro nacimiento esta sustancia deja de funcionar en la mayor parte de nuestros tejidos.
“Podemos acortar o alargar la vida manipulando este gen de la telomerasa”, afirma María Blasco Marhuenda, científica española especializada en el estudio de los telómeros
Pero detener el envejecimiento de las células no necesariamente conlleva un efecto antiedad en todo el cuerpo. Según la doctora Carmen Martin-Ruiz, investigadora sobre envejecimiento del Instituto de Neurociencia de la Universidad de Newcastle, en Inglaterra, cuanto más largos son los telómeros de una persona se puede decir que "más fuerte es biológicamente". Cuando una persona tiene los telómeros más largos es porque tiene mecanismos metabólicos que lo protegen. Es como si tu cuerpo tuviera mejores sistemas de defensa", explicó.
Pero uno de los problemas actuales de las investigaciones científicas en este campo, según esta experta, es que no existe un método estandarizado y universal para medir los telómeros. En cualquier caso, hay una gran comunidad de científicos que están investigando distintos aspectos del envejecimiento humano, incluidos los telómeros, las mitocondrias, la forma de las proteínas y muchos otros aspectos de ese proceso. "La muerte es un problema técnico, y como tal, tendrá una solución técnica. En estos momentos, el mejor oncólogo del mundo ya es un ordenador, y pronto tendremos robots e inteligencias artificiales que serán los mejores médicos", afirma en el documental José Luis Cordeiro, ingeniero mecánico.
La búsqueda de la juventud es el tesoro que han buscado civilizaciones enteras a lo largo de la historia. A día de hoy, la edad biológica ya se ha podido revertir hasta dos años con fármacos que existen en el mercado. Los científicos afirman que nos encontramos muy cerca de ser capaces de regenerar de manera constante cada célula.
Fuentes: National Geographic, BBC
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